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Se dice que el desarrollo del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos. Durante la siguiente hora exploraremos tanto nuestro privilegio como nuestra responsabilidad de asemejarnos al carácter de Cristo. Acompáñenos en esta poderosa hora de renovación personal mientras el Pastor Stephen Wallace nos lleva “De Gloria en Gloria.”
Gracias por regresar. Obviamente no pudimos cubrir todo el material de nuestro estudio introductorio. Pero hay una promesa que quiero compartir con ustedes justo antes de iniciar la Lección número 2. Consejos sobre la Obra de la Escuela Sabática, páginas 34 y 35. Se encuentra a la cabeza de la página 4. Escuchen esto: “Tan pronto como el que busca la verdad abre la Biblia para leer las palabras de Dios con reverencia, y poseído de un ferviente deseo de saber ‘lo que dice Jehová,’ le serán dadas luz y gracia, y verá cosas maravillosas en la ley de Dios…” Ella, por supuesto, está citando a David y los Salmos. {Sal 119:18} “Grandes verdades, descuidadas y despreciadas durante siglos, serán reveladas por el Espíritu de Dios, y nueva significación brillará repentinamente de textos familiares. Cada página será iluminada por el Espíritu de Verdad… Las verdades más preciosas son reveladas, oídos maravillados oyen los oráculos vivos, y las conciencias de los hombres son movidas a obrar”. Queridos amigos, ¿ustedes quieren tener ese tipo de experiencia? Es mi oración que así sea. Y podemos tenerla si estudiamos diligentemente con la ayuda y por el poder del Espíritu de Verdad. ¿Amén? {Amén.} Nosotros podemos tener esa experiencia. Y la necesitamos. Cuánto la necesitamos. La Historia de Profetas y Reyes, página 626 “Los cristianos deben prepararse para lo que pronto ha de estallar sobre el mundo como sorpresa abrumadora, y deben hacerlo estudiando diligentemente la Palabra de Dios y esforzándose por conformar su vida con sus preceptos. Los tremendos y eternos resultados que están en juego exigen de nosotros algo más que una religión imaginaria, de palabras y formas, que mantenga a la verdad en el atrio exterior. Dios pide un reavivamiento y una reforma”. ¿Amén? {Amén.} De hecho, el último Review & Herald, 22 de marzo, 1887. “La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio. Procurarlo debiera ser nuestra primera obra”. Mis queridos amigos, esta serie de reavivamiento que estamos llevando a cabo en esta iglesia tiene el potencial de llenar la necesidad más grande y urgente, de traer una verdadera reformación a nuestra vida. Si estudiamos diligentemente la palabra de Dios bajo la influencia del Espíritu Santo tendremos una experiencia transformadora. Un cambio de vida. Esto es lo que significa ser renovado. Significa tener una nueva experiencia en nuestra relación con Cristo Jesús. La cual se convierte en mucho más que simplemente algo reservado en el atrio exterior. Entra y nos cambia desde el centro de nuestro ser al transformar nuestra mente. Y eso es lo que nos permite experimentar una reformación verdadera.
Porque…el reavivamiento siempre nos lleva a… ¿qué? A la reformación. Pero… una reformación la cual es el resultado de un reavivamiento genuino es mucho más que simplemente blanquearnos por fuera. {Mt 23:27} Va más allá de una simple apariencia de piedad. {Tim 3:5} Es una vida transformada, por supuesto. Pero es genuina porque surge de un corazón transformado, de una mente transformada. Hacemos lo correcto por razones correctas. Y es ahí cuando nuestra experiencia Cristiana no sólo se convierte en un gozo para nosotros, sino que también es agradable y atractiva para otros. Y podemos convertirnos en testigos eficaces del Rey y en ciudadanos idóneos para el reino.
Muy bien… sigamos adelante con nuestro estudio y comencemos con el texto clave de este seminario. Pero antes de abrir nuestra Biblia ¿qué debemos hacer? Debemos abrir nuestro corazón. Sólo quiero compartir esto con ustedes como un elemento de reflexión. Lo he estado usando por un buen tiempo y me ha ayudado. Es aterrador ver cuán autosuficientes tendemos a ser cuando estudiamos la palabra de Dios. ¿No es así? Que Dios nos ayude a recuperarnos de esa autosuficiencia. Y yo trato de recordarme a mí mismo con este simple elemento de reflexión, antes de abrir mi Biblia necesito abrir la puerta de mi corazón y permitir que el Espíritu Santo entre. Queridos amigos, es profundamente significativo, que las bellas palabras “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo…” {Apoc 3:20} son dirigidas hacia ¿quién? La iglesia Laodicense. Así es, son dirigidas hacia la iglesia Laodicense. Ésta es una declaración solemne que establece que Jesús está afuera. Pero por la gracia de Dios también nos asegura que Él quiere estar… ¿dónde? Adentro. Pero, ¿entra Él a la fuerza? Honestamente. ¿Va Él a irrumpir? No ¿Qué hace? Está a la puerta y llama.
Ustedes han visto la interpretación artística de este texto, ¿verdad? Jesús parado junto a la puerta tocando. ¿Han observado la puerta cuidadosamente? ¿Qué es lo peculiar de esa puerta? No tiene manija. ¿Qué es lo que el artista está tratando de decirnos? Que si esa puerta se va a abrir, tiene que abrirse de ¿dónde? De adentro. Jesús es un caballero. Él no usa la fuerza con nadie. Él llama. ¿Escuchan su llamado? Por favor tomen esta oportunidad para abrir la puerta y pedirle que entre y… ¿qué? Y cene con usted. Que entre a cenar con usted, a tener una cena. Es decir, a comer con usted. Vamos a participar de otro alimento espiritual. Vamos a alimentarnos del Pan de Vida. Pero, queridos amigos, si intentamos… ¡Escúchenme! ¡Por favor entiendan esto! Si tratamos de alimentarnos con el Pan de Vida sin pedirle al Espíritu Santo que entre y cene con nosotros, vamos a terminar con un caso serio de indigestión espiritual. ¿Escucharon lo que dije? ¿Por qué? Porque sin la ayuda del Espíritu Santo no tenemos ni sed ni hambre, ni apetito natural por las cosas espirituales. Y si tratamos de alimentarnos con algo para lo cual no tenemos apetito, va a ser un problema. Quizás podamos tragarlo pero no lo vamos a disfrutar. Más aún, capten esto, necesitamos el Espíritu Santo para poder digerir el Pan de Vida. ¿Qué necesitamos para poder digerir el alimento físico? Enzimas. Sabían eso. ¿Verdad? Se necesitan enzimas que digieran la comida para poder ser nutridos por esa comida. Queridos amigos, nosotros necesitamos la enzima del Espíritu Santo para digerir el Pan de Vida y recibir su nutrición y fortaleza. Recuerden… somos lo que comemos. Sobre todo, eso es verdad cuando alimentamos nuestra mente… y espíritu. Y nosotros estamos a punto de alimentar nuestra mente y espíritu con el Pan de Vida, el alimento verdadero. ¿Amén? {Amén.} Jesús dijo: “El que come mi carne tiene…” ¿qué? “Vida eterna”. ¿De qué hablaba Jesús? En Juan 6:63, Él dice que la carne para nada aprovecha. “Las palabras que yo os he hablado son…” ¿qué? “Espíritu y vida”. Debemos alimentarnos de su Palabra, pero no es posible experimentar crecimiento espiritual y salud y bienestar como resultado de este alimento a menos que lo digiramos con la enzima del Espíritu Santo. Si no tenemos la enzima del Espíritu Santo vamos a… Sí… querer vomitarlo todo. Sé que estoy hablando muy gráficamente pero quiero que entiendan cuán crucial es que tengamos el Espíritu Santo si vamos a recibir una bendición de este alimento. ¿Me explico?
Muy bien… arrodillémonos por unos momentos y personalmente vayamos a la puerta, abrámosla y pidámosle que entre y cene con nosotros. Y al orar ¿podrían también orar por mí? Necesito de sus oraciones.
Padre nuestro que estás en los cielos, en el nombre de Cristo Jesús, el Señor de Justicia, me atrevo a venir ante tu presencia, no porque creo ser digno de una audiencia contigo, sino porque el Cordero inmolado es digno. Gracias Señor por el nuevo camino viviente que has provisto a tal costo infinito. Gracias porque soy aceptado por el Amado, lavado con Su sangre y cobijado con Su manto inmaculado. Puedo estar ante tu presencia con la seguridad de tu total aceptación. Por eso me atrevo… me atrevo a pedirte que nos bendigas de una manera especial al continuar con nuestro estudio esta noche. Derrama tu Santo Espíritu sobre nosotros, Señor mi Dios. Queremos ver nueva luz. Así que ilumina las páginas de tu Santa Palabra y danos la capacidad sobrenatural para ver la Luz con discernimiento espiritual. Y ayúdanos no sólo a entenderla, sino también a apreciarla. Y más importante aún, ayúdanos a estar bajo tu Luz. Queremos abrir la puerta de nuestro corazón, y decirte: “Entra, Huésped Celestial, entra y cena con nosotros.” Y yo te pido a ti, Padre, por favor ten a bien usarme como canal de bendición de verdad, es mi oración en el nombre de Jesús. Amén.
El texto clave de este seminario es 2 Corintios capítulo 3, versículo 18. Es de este texto que obtenemos el título “De Gloria en Gloria”, y el título de nuestra lección, lección número 2: “La Gloria del Señor”. 2 Corintios 3:18 resume sucinta y concisamente la esencia de la construcción de un carácter Cristiano. Pero para reconocer eso, necesitamos estudiar más de cerca las palabras del texto. ¿Está bien? En este seminario, no nos vamos a conformar sólo con un estudio superficial. Vamos a profundizarnos en los diferentes pasajes que vamos a considerar. 2 Corintios 3:18 dice lo siguiente en la Nueva Versión Reina-Valera: “Por tanto, nosotros todos…” Por favor observen, es un pronombre personal, esto incluye al autor, Pablo. Él obviamente se incluye a sí mismo al hablarle a los Cristianos. ¿Entienden? A todos nosotros los creyentes. “Nosotros todos, mirando a cara descubierta…” Aquí, de partida, tenemos un ejemplo interesante de cómo la nueva versión de la Biblia del Rey Jacobo ha traducido el idioma original con mayor precisión que la versión antigua. Aquí, la versión antigua dice “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta”, lo cual es razonablemente fiel, pero no nos deja ver que Pablo está haciendo un contraste, un contraste significativo, entre nuestra experiencia y la de Moisés. Si vamos a 2 Corintios Capítulo 3, observarán que en el versículo 13 Pablo dice que Moisés tenía que ponerse un ¿qué? Un velo sobre su rostro. En contraste, en el versículo 18 dice, “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta”. Es la misma palabra en griego. Pero ahora en la forma de verbo. La misma palabra. Muy interesante. En otras palabras, hay una diferencia entre nuestra experiencia y la de Moisés. Moisés se ponía un velo, nosotros no necesitamos un velo. En este momento, sólo quería señalar eso. Más adelante durante este seminario hablaremos más sobre su importancia. {L08 – p. 7 o 35’36”} Sigamos leyendo. “Por tanto, nosotros todos… a cara descubierta”, ¿Qué estamos haciendo? “Mirando… como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Hay una verdad profunda envuelta en ese versículo. Tan profunda. Analicen esto conmigo. “Por tanto, nosotros todos… a cara descubierta”, ¿qué estamos haciendo? “Mirando como en un espejo”. La versión antigua dice “mirando como en un cristal”, la cual es la palabra antigua para espejo. Ahora… pongan atención a lo siguiente. La expresión griega que se traduce como “como en un espejo “ también puede traducirse fielmente como “como un espejo”. Mirando como en un espejo o mirando como un espejo. El griego nos permite escoger. Y a propósito, es interesante cómo algunas nuevas versiones han traducido “mirando como un espejo.”
Ahora… ¿cuál de estas dos tenía Pablo en mente? ¿Tenía él en mente “mirando como en un espejo”? En otras palabras, mirando algo de la manera que se refleja hacia nosotros. ¿O tenía él en mente “mirando como un espejo”? Mirando con el propósito de reflejar. ¿Cuál tenía en mente? Yo creo que ambas. Y yo creo que él intencionalmente usó esta expresión porque quería que nosotros miráramos la gloria del Señor como se refleja hacia nosotros. Y ¿con qué propósito? El de reflejarla a otros. ¿Tiene sentido? Mirando como en un espejo, por supuesto, pero también mirando como un espejo, con el propósito de reflejarla a otros. Ahora… ¿qué estamos mirando como en un espejo o como un espejo? ¿Qué? ¿Qué es? Siguiente renglón. La gloria del Señor. Pausaremos antes de desmenuzar eso. Al hacer esto, al mirar como en un espejo o como un espejo, la gloria del Señor, ¿qué está sucediendo? Estamos siendo transformados. Estamos siendo, ¿qué? Transformados. Ahora, los que tienen la versión antigua, esto es para su propio beneficio. La versión antigua dice “somos cambiados”. Y no tengo ningún problema con el hecho que diga “cambiados” en lugar de “transformados”. La imperfección de esta traducción radica en el tiempo del verbo. Por favor síganme. “Estamos siendo transformados” se acerca mucho más al tiempo del verbo en griego. En griego está en tiempo presente. Ahora, en griego, el tiempo presente, escuchen atentamente, en griego, el tiempo presente no se parece a ninguno de los tiempos del idioma inglés. En griego se usa el tiempo presente para indicar una acción continua, cualquiera que fuera esa acción. En este caso es transformación o cambio. En inglés, la traducción más cercana de este tiempo griego es la traducción de la Nueva Versión de la Biblia del Rey Jacobo, “estamos siendo transformados”. “Somos cambiados”… ¿se dan cuenta? Es algo que es… ¿qué? actual, progresivo, continuo, es algo que sigue ocurriendo. Por otro lado, “somos cambiados” casi suena como si ocurriera a un determinado momento y listo, ya terminamos, ahora ¿qué sigue Señor? Ya somos cambiados. ¿Así es nuestra experiencia Cristiana? No, mis queridos amigos. Esta transformación es un trabajo de ¿qué? de toda la vida. Estamos en un proceso continuo de cambio o transformación. Es un concepto muy importante que debemos entender. Estamos siendo transformados.
Transformados en ¿qué? En la misma imagen. ¿De qué? Bueno, de la Gloria de Dios. La verdad que hay en este versículo puede declararse de esta manera: Al contemplar somos cambiados, cambiados a la semejanza de lo que contemplamos. ¿Habían escuchado eso antes? Somos cambiados a la semejanza de lo que contemplamos. Ahora, la Biblia no lo dice de esta forma, pero sí declara dicha verdad en este versículo. Somos transformados en la misma imagen. ¿En cuál? Bueno, en la que contemplamos. ¿Y qué estamos contemplando? La Gloria del Señor. Así que si somos cambiados en la misma imagen, ¿cómo vamos a ser cambiados? “…de gloria en gloria”. Cambiados a la semejanza de lo que contemplamos progresivamente. La naturaleza progresiva del cambio se demuestra claramente aquí, “de gloria en gloria”. De una etapa de desarrollo del carácter a otra. Siempre y continuamente acercándonos a la semejanza de lo que contemplamos. ¿Tiene sentido?
Ahora… Aquí hay un concepto clave; ¡no se lo pierdan! ¿Quién es quien nos cambia? ¿Nos cambiamos nosotros mismos? ¿Podemos nosotros mismos hacer ese cambio? No mejor de lo que un leopardo puede cambiar sus manchas, o un etíope el color de su piel. Queridos amigos, debemos ser cambiados. Debemos ser ¿qué? Cambiados. Analicemos esto juntos. ¿Qué tipo de verbo es ése? Vamos, estudiantes de inglés, ayúdenme. Ser cambiados. ¿Qué tipo de verbo es ése? Pasivo. Es un verbo pasivo. Debemos ser cambiados. ¿Saben lo que es un verbo pasivo? Los dejé en blanco. Tomamos esas clases de inglés hace mucho tiempo, ¿no es así? ¡Sí! Hay un contraste entre un verbo pasivo y un verbo activo. ¿Qué es un verbo activo? Es algo que hacemos. ¿Cierto? Yo corro. Ése es un verbo activo. Yo lo estoy haciendo. Me atropellaron. Ése es un verbo pasivo. Me lo hicieron a mí. ¿Entienden? Ser cambiados es un verbo pasivo. Es algo que ¿qué? Que nos hacen a nosotros. Ahora, ¿quién es Quien nos cambia? ¿Quién es el único que puede cambiarnos? Último renglón: “como por el Espíritu del Señor”. ¿Amén? {Amén.} Ustedes no pueden cambiarse a sí mismos. Yo no puedo cambiarme a mí mismo. Debemos ser cambiados. Éste es un verbo pasivo, pero ¡cuidado! ¡Por favor entiendan esto! Aunque éste es un verbo pasivo, aunque no podemos cambiarnos a nosotros mismos, ¿significa eso que no podemos hacer nada en el proceso? ¿Significa eso que podemos sentarnos, relajarnos, despreocuparnos y dejar que Dios obre? ¿Es eso lo que significa? Enfáticamente no, no significa eso. Queridos amigos, por favor… no lleguen a esa conclusión.
¡Tenemos que hacer un papel absolutamente esencial, activo y cooperativo si vamos a ser cambiados por el Espíritu Santo! ¿Cuál es? ¿Cuál es nuestro papel cooperativo? Basándonos en el mismo texto, díganme cuál es nuestro papel cooperativo. Si vamos a ser cambiados “De Gloria en Gloria” por el poder del Espíritu Santo, ¿qué debemos hacer nosotros? Mirar la gloria del Señor. ¿Amén? {Amén.} Somos cambiados a la semejanza de lo que contemplamos. Sólo el Espíritu Santo puede cambiarnos, pero ni siquiera el Espíritu Santo puede cambiarnos a menos que cooperemos al contemplar la gloria del Señor. Y la congregación dice… {Amén.} Queridos amigos, esto no es opcional. Es absolutamente esencial. Ni usted ni yo podemos ser cambiados a semejanza de lo que contemplamos… No podemos ser cambiados a semejanza de la gloria del Señor a menos que contemplemos la gloria del Señor. No podemos. Muy bien. Eso nos lleva a la siguiente pregunta.
¿Cuál es la gloria del Señor? ¿Cuál es la gloria del Señor? Esto es tan crucial. Por favor síganme. Quiero darles una respuesta bíblica a esa pregunta porque eso es fundamental. Vayamos a Éxodo 33. Y sería bueno que subrayaran este versículo si es que no lo tienen subrayado pero si quieren usar sus copias, ahí está. Éxodo 33, versículos 18 y 19. Quiero que escuchen la conversación entre Moisés y Dios sobre el monte Sinaí. Ustedes conocen la historia. Moisés ya estaba en el monte, y había recibido las tablas de piedra. Después bajó, y vio a los hijos de Israel danzando alrededor del becerro de oro, arrojó las tablas al pie del monte, y éstas se hicieron pedazos. Rápido regresa al monte a interceder por los hijos de Israel. ¿No es así? Un tipo de Cristo, hace el papel de un hermoso tipo de Cristo. Pero hace un pedido extraordinario en el versículo 18, mientras está con Dios. ¿Qué le pide? Le pide, “Te ruego que me muestres” ¿qué? “tu gloria”. Específicamente, Moisés pide ver ¿qué? la gloria de Dios. Ahora estamos por descubrir cuál es la gloria de Dios, ¿cierto? ¿Qué le revela Dios a Moisés contestando y consintiendo su pedido de ver la gloria de Dios? ¿Qué es lo que Dios está a punto de revelarle? Veamos el siguiente versículo. Versículo 19. Y Él, con ‘E’ mayúscula, Dios está hablando. Y Él respondió: “Yo haré pasar todo mi”… ¿qué? “Todo mi bien delante de tu rostro y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti”. Muy interesante. Evidentemente, la gloria de Dios está relacionada con Su bien. ¿Y cuál es Su bien? La cualidad moral de Su persona. Y también está relacionada con Su nombre. ¿Tiene sentido? Ahora, escuchemos cómo Dios procede a revelar Su bien al proclamar Su nombre. Vayamos al capítulo 34, del versículo 5 en adelante. “Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová”. ¿No es eso lo que dijo que iba a hacer? Sí. ¿Cuál es Su nombre? “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: “¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado…” ¿Qué vemos aquí? En la proclamación de Su nombre, ¿qué vemos aquí? Vemos las virtudes que constituyen Su carácter. ¿Estamos de acuerdo? Entonces, en conclusión: ¿Cuál es la gloria de Dios? Es Su carácter. ¿Amén? {Amén.} La gloria de Dios es ¿qué? Su carácter. Hemos establecido eso basándonos en las Escrituras.
Confirmemos con el comentario inspirado de las Escrituras del cual todos disfrutamos. Review and Herald, 3 de noviembre, 1896. Al pie de la página 4. ¿Ven dónde estamos? “Es Su carácter perfecto que constituye la gloria de Dios…” ¿Estamos de acuerdo? ¿Cuál es la gloria de Dios? Su carácter perfecto. Mis queridos amigos, no puedo sobreenfatizar sobre la importancia de que entendamos esto que acabamos de compartir y que nos aferremos a ello. ¿Por qué? Bueno, nos propusimos estudiar lo que dice el Señor sobre este tópico de la construcción del carácter. ¿No es así? Nos aseguramos de eso en nuestro estudio introductorio. Sin embargo… para entender lo que dice el Señor sobre este tópico debemos conocer el término bíblico de este concepto. Porque… si verdaderamente tuviéramos la convicción de que la construcción del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos y que nunca antes ha sido su estudio diligente tan importante como ahora, {Ed 225} y nos fuéramos a casa decididos a averiguar lo que la Biblia dice sobre la construcción del carácter, probablemente, haríamos ¿qué? Bueno, probablemente iríamos a nuestro librero y sacaríamos nuestra Concordancia, nuestra Concordancia Exhaustiva de Strong. ¿No es así? Le sacudiríamos el polvo, y entonces buscaríamos ¿qué palabra? Carácter, ¿verdad? Queremos averiguar lo que la Biblia dice sobre la construcción del carácter. Así que buscaríamos la palabra “carácter”. ¿Qué descubriríamos? ¿Alguna vez han hecho esto? ¿Han usado la Concordancia Exhaustiva de Strong? Ahora, ¿cuál es la concordancia exhaustiva? Es la que contiene cada palabra de la Biblia, aún los “los” y “las”. Si es exhaustiva debe listarlo todo. Aún lo que nunca buscaríamos. Bueno, la concordancia exhaustiva. Úsenla. La Concordancia Exhaustiva de Strong de la Biblia del Rey Jacobo. Busquen la palabra “carácter.” ¿Qué descubrirán? Que no está ahí. No está ahí. La Biblia del Rey Jacobo ni siquiera menciona una vez la palabra “carácter”, y si ustedes no tuvieran este conocimiento, ¿que concluirían? La Biblia no dice nada sobre la construcción del carácter. ¿De qué está hablando este presentador de seminarios? La obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos. Obviamente la Biblia no se preocupa por esto, Ni siquiera habla al respecto. ¿Sería ésa una conclusión correcta? Queridos amigos, ésa sería una conclusión radicalmente errónea. Insisto, por favor escúchenme.
Insisto en que las Escrituras, en su totalidad, se preocupan predominantemente y consistentemente por la restauración de nuestra semejanza al carácter de nuestro Creador. Es el tema que toda la Biblia abarca. Pero no nos vamos a dar cuenta de eso y no vamos a apreciarlo hasta que entendamos el término bíblico de “carácter”. ¿Y cuál es? Es g-l-o-r-i-a. ¡Es gloria! Saquen su Concordancia Exhaustiva de Strong y busquen “gloria” y hallarán página tras página de material sobre el carácter. Porque el término bíblico de “carácter” es ¿qué? Gloria. ¿Estamos de acuerdo? Ahora, también hay otros términos que se usan en referencia al carácter; “nombre” es uno de ellos, lo vimos cercanamente asociado aquí cuando Moisés dijo, “Te ruego que me muestres Tu gloria “. Dios dijo, “proclamaré” ¿qué? “el nombre de Jehová”. “Gracia”, en cierto modo real, también está cercanamente relacionada con carácter. En ocasiones, son prácticamente sinónimos. Lo explicaremos más adelante. Pero, en las Escrituras, el término principal para carácter es, ¿qué? Gloria. No se olviden de esta clave. Es una preciosa clave exegética. Aquí tienen una gran palabra. ¿Qué es una clave exegética? ¿Qué es “exégesis”? Es el estudio de la Biblia. Revelar la verdad. Revelar los pasajes de las Escrituras para que podamos entender la verdad. Esto es exégesis. Y acabamos de recibir una preciosa clave exegética que nos ayudará a revelar la preciosa verdad. Particularmente esos pasajes en los cuales se encuentra la palabra “gloria”. Ahora, si su experiencia es parecida a la mía, antes de que tuviera esta clave exegética y entendiera que el término bíblico de “carácter” es “gloria”, cuando encontraba la palabra “gloria”, pensaba que simplemente significaba un tipo de luz brillante. ¿No es así? Ustedes saben, gloria, ah… La gloria de Dios es muy brillante. Sí, la gloria de Dios es brillante. Sí, tiene que ver con Su luz. Pero, queridos amigos, por favor sepan que la gloria de Dios es sobre todo Su carácter. ¿Amén?
Ahora, de aquí en adelante, si no ha sido su costumbre, cuando se encuentren con la palabra “gloria” en las Escrituras, a partir de este momento quiero que piensen en, ¿qué? En carácter. Y si se aferran a eso estarán en camino a descubrir cuánto la Biblia habla sobre la construcción del carácter. Les voy a dar un ejemplo breve. Vayamos a Isaías, capítulo 60. Isaías, capítulo 60. Lo voy a buscar en mi Biblia. Ustedes lo tienen en sus copias. Pero es bueno buscarlo en la Biblia. Este pasaje bíblico es de particular pertinencia y se aplica a todos nosotros, queridos amigos, en las horas finales de la historia de este mundo. Así es, es un pasaje profético que tiene una aplicación doble. Su primera aplicación fue para el primer advenimiento de Cristo. Y eso ya se cumplió. Pero tiene una segunda, doble aplicación, y se refiere al pueblo de Dios justo antes del segundo advenimiento de Cristo. Y nos vamos a enfocar en esta segunda aplicación profética. ¿De acuerdo? Escuchen esto, que está dirigido a nosotros en estas horas finales de la historia de este mundo. Y escuchen la urgencia en la voz del profeta: “Levántate, resplandece”. Que hagamos ¿qué? Levantarnos, resplandecer. Bien Isaías, pero ¿cómo? ¿Cómo podemos resplandecer? Ahora sigue la respuesta. “Porque ha venido tu luz”. ¿Podemos resplandecer sin luz? ¡No! De modo que si vamos a levantarnos y resplandecer necesitamos luz. Bien, Isaías, ¿cómo recibimos esta luz? ¿De dónde viene esta luz? Escuchen. Siguiente renglón. “Y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Ahora, clase, ¿qué palabra acaban de escuchar? Gloria. ¿Qué hicieron? Inmediatamente pensaron en ¿qué? Vamos. En carácter. Usaron su clave exegética y se dieron cuenta que aquí Isaías está hablando del carácter de Dios revelado en ¿quién? En el Señor, Cristo Jesús. ¿Amén? {Amén.} Cristo Jesús es “el resplandor”, Hebreos 1, versículo 3: “siendo el resplandor de su gloria”. ¿Amén? En otras palabras, Él es la brillantez absoluta del carácter de Dios. ¿Recuerdan? Gloria significa ¿qué? Carácter. Así que cuando la Biblia dice que Jesús es el resplandor de la gloria de Dios, en realidad nos dice que Jesús es la brillantez absoluta del carácter de Dios. Es el Sol de Justicia. S-O-L. Bien, es el ¿qué? El Sol de Justicia. es la brillantez absoluta de la luz en cuanto al carácter de Dios. Y que brilla sobre nosotros. Ésta es la fuente de luz. Bien…
¿Cómo, entonces, es que nosotros hemos de resplandecer? ¿Cómo hemos de brillar? Veamos el siguiente versículo. Versículo 2: “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones…” A propósito, la versión antigua dice: “y oscuridad densa las naciones”. Y en realidad, esto me gusta más. Queridos amigos, estos dos renglones nos dicen claramente que este pasaje se aplica especialmente ¿cuándo? Ahora. Pregunta: ¿Cuál es la hora de mayor oscuridad? Justo antes del amanecer. El Sol de justicia está a punto de regresar. ¿Amén? Entonces, ¿en qué podemos esperar que esté envuelto el planeta Tierra? En una oscuridad densa. ¿No es así como estaba el mundo antes del primer cumplimiento de este pasaje? ¿Con el primer advenimiento de Cristo? El planeta Tierra y la raza humana estaban envueltos en una oscuridad densa, queridos amigos. Y así es ahora, antes del segundo advenimiento. Hay una oscuridad profunda. Una oscuridad profunda sobre la gente. Una oscuridad densa. ¿Cómo es que hemos de resplandecer en esta oscuridad densa? Veamos el último renglón del versículo 2. “Y sobre” ¿quién? “será vista Su gloria”. “Sobre ti”. ¿Amén? {Amén.}
¿Qué hemos de hacer nosotros? Hemos de contemplar la gloria como se refleja hacia nosotros, ¿pero con qué propósito? Con el propósito de reflejarla a otros. Sólo así podemos resplandecer. ¿Amén? {Amén.} Nosotros no podemos generar nuestra propia luz. Sólo podemos reflejar la Luz de Verdad de la manera que resplandece sobre nosotros. Como se revela en la vida de Cristo Jesús. ¿Y cuál es la verdad? La verdad es el hecho simple y profundo de que Dios es amor. {1 Juan 4:8} ¿Amén? {Amén.} Queridos amigos, el carácter de Dios, en una palabra, es amor. Y al contemplar esa hermosa revelación, al contemplar somos ¿qué? Cambiados. Cambiados a la semejanza de lo que contemplamos. ¿De qué? “…de gloria en gloria”. {2 Cor 3:18} Y ésa es la única manera en la cual podemos resplandecer. ¡No hay otra manera! No hay otra manera.
Y observen el siguiente versículo. Por favor. Presten atención. ¿Qué sucede con nuestra eficacia como ganadores de almas cuando reflejamos el carácter de Cristo? Veamos el siguiente versículo. “Y… las naciones” ¿qué? “andarán… a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. ¿Escucharon eso amigos? ¿Cuándo es que nos volveremos ganadores de almas eficaces? ¿Cuándo es que seremos usados por el poder del Espíritu Santo para atraer a la gente a una relación salvadora con Jesús? ¿Cuándo? Sólo cuando vean el carácter de Jesús reflejado en nuestra vida. ¿Amén? {Amén.} Si no ven la gloria ¿serán atraídos? ¿Vendrán? No, no vendrán. Que Dios nos ayude. Perdónenme, pero tengo que decirlo. ¿Será posible que ya captamos precisamente la razón por la cual nuestros esfuerzos en ganar almas no son tan eficaces como nos gustaría? ¿Vamos, pueden reconocer eso? ¿Pueden aceptarlo? Por favor presten atención. Dice… Dice, “sobre ti será vista su gloria”. Dice, “Y andarán las naciones a tu luz”. Vendrán. Queridos amigos, antes de poder ser testigos eficaces del Rey, debemos ser semejantes al carácter del Rey. ¿Amén? {Amén.} Cuando la gente vea el amor de Cristo reflejado en nuestra vida, serán atraídos a Cristo a través de nuestro espejo. ¿Le ven el sentido? ¿Entienden lo que estoy tratando de explicar?
No hemos de atraer a las personas hacia nosotros, hemos de atraerlas hacia Jesús, pero lo haremos al reflejarles la belleza de Jesús. Y si no estamos reflejando a otros el carácter, la gloria de Jesús, no serán atraídos. No serán atraídos. Lo que necesitamos como personas, como iglesia, no es que vengan evangelistas poderosos y elocuentes, aunque son importantes. Lo que de verdad necesitamos, si es que vamos a terminar la obra, es volvernos más agradables y afectuosos. {Amén.} ¡Todos nosotros! Todos debemos ser ganadores de almas. Y cada uno de nosotros debe reflejar la gloria, el carácter de Cristo Jesús. Y al hacer eso con los que nos relacionamos, ¡se levantarán y prestarán atención! Y dirán: “Oye, ¿qué le pasa a esta gente? ¿Qué es lo que los hace ser tan diferentes? ¿Cómo es que son tan felices? ¿Cómo es que les va tan bien en sus matrimonios? ¡Ay! ¿Cómo es que sus iglesias se llevan tan bien? ¿Cómo es que son tan unidos y se aman unos a otros? ¿Cómo es que se llevan tan bien con sus hijos? Hijos, ¿cómo es que se llevan tan bien con sus padres? ¿Qué es? ¡Dígame! Usted tiene algo especial”. Mis queridos amigos, el amor genuino, el amor que trae unidad, es un bien muy escaso en el planeta Tierra estos días. ¿Amén? {Amén.} Y cuando las personas lo ven, ¡se levantan y prestan atención! Es extraordinario ver amor verdadero, genuino y desinteresado. Y es algo hermoso. Es algo hermoso. Trae salud y felicidad, y paz y gozo a los que lo tienen y lo conocen en todas sus relaciones. Y eso, queridos amigos, es el sermón más poderoso que alguien pueda predicar. Y no se predica con la boca, sino con la forma de vivir. {Amén.} Esto es lo que significa ser una epístola viviente. Y cuando nos volvamos personas amables y afectuosas, queridos amigos, seremos ganadores de almas eficaces y poderosos. ¿Amén? {Amén.} Ahí está el secreto para ser ganadores de almas eficaces. Debemos volvernos personas amables y afectuosas. Personas amables y afectuosas. Ahora…
Analicemos esto más profundamente. Me encanta este concepto. Jesús es el Sol de Justicia. Es la brillantez absoluta de la gloria del Padre. Él es la fuente de esta luz. ¿Y qué es la iglesia? En las Escrituras, ¿cuál es el símbolo que representa la iglesia? Una mujer, ¿cierto? Vayamos a Apocalipsis, capítulo 12. Apocalipsis, capítulo 12 identifica este símbolo muy claramente. “Apareció en el cielo…” versículo uno, “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del” ¿qué? “del sol”. Esta mujer es el símbolo que representa la iglesia. Pero, ¿qué es lo que le da su belleza? ¿De qué está vestida? ¿Qué está reflejando? La luz del Sol de Justicia, Cristo Jesús. El carácter de Cristo. Eso es lo que le da su belleza. Pero observen algo que muy a menudo pasamos por alto. ¿Sobre qué está parada esta mujer? ¡Miren! Siguiente renglón: “Con la luna debajo de sus pies”. ¿Qué está debajo de sus pies? La luna. Queridos amigos, insisto en que la luna también es un símbolo que representa la iglesia, y realmente, un símbolo muy adecuado.
Meditemos en esto. ¿Cómo brilla la luna? {reflejando el sol} ¿Cuál es la única manera en la cual la luna puede brillar? Reflejando la luz del sol. ¿Tiene la luna su propia luz? ¿Genera su propia luz? No. La única manera en la cual la luna puede brillar es ¿qué? Reflejando. ¿Cuándo brilla la luna? ¿Cuándo? En la noche. En la noche. “Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones”. {Is 60:2} Queridos amigos, ¿se dan cuenta cómo la luna es un símbolo muy adecuado para representar la iglesia? Saben… Deseo de todo corazón… Por favor escúchenme. Deseo de todo corazón que esta iglesia sea una luna llena para Cristo Jesús. Una luna llena para Cristo Jesús. Hermano, hermana, por favor no se conforme con ser tan sólo una luna creciente. Sea una luna llena. Permita que el amor de Cristo lo lleve a un alineamiento con Su voluntad, y fije sus ojos en Él. Y al contemplarlo será ¿qué? Cambiado, ¿de qué? “de gloria en gloria”, de una etapa de desarrollo del carácter a otra. De una luna creciente a un cuarto de luna a medialuna a tres cuartos de luna hasta que finalmente llegue a ser ¿qué? Una luna llena para Jesús. Resplandeciendo con todo el brillo que tenga. Resplandeciendo con todo el brillo que tenga, reflejando el carácter de Cristo Jesús. ¿Podemos tener esa experiencia? Sí podemos. ¿Debe ser ésa nuestra experiencia si vamos a estar listos para ir al eterno hogar con Jesús? Sí, así debe ser, queridos amigos. ¡Así debe ser! Si vamos a ser testigos eficaces del Rey y ciudadanos idóneos para el Reino, debemos aprender a reflejar el carácter de Cristo a la plenitud de nuestra capacidad deficiente. Sin embargo, aún una luna llena comparada con el sol, es ¿qué? un reflejo tenue.
Escuchen: Testimonios para la Iglesia, Tomo 2, páginas 617 y 618: “Él ejercía una poderosa influencia, porque era el Hijo de Dios. Nosotros estamos tan por debajo de él, y somos tan deficientes, que aun si hiciéramos lo mejor posible, nuestros esfuerzos serían insuficientes. No podemos obtener y poseer la influencia que él tenía; pero, ¿Por qué no nos educamos a nosotros mismos, para llegar a estar lo más cerca posible del Modelo, y ejercer sobre la gente la mayor influencia posible?” Amigos… Dios no espera que nuestro resplandor sea tan brillante como el del Sol, pero espera que nuestro resplandor sea tan brillante como sea posible. ¿Creen que Dios espera demasiado de nosotros? No. ¿Es absurdo lo que nos pide? No. Dios no espera que seamos soles, ¡pero sí espera que seamos lunas llenas! ¿Amén? {Amén.} Lunas llenas. Dándonos cuenta que aún una luna llena no es más que un simple reflejo tenue del sol. Aquí hay otra cita que puede aplicarse. Cada día con Dios, el libro devocional, 30 de marzo: “No debemos pensar que porque somos una luz pequeñita, no necesitamos preocuparnos si resplandecemos o no. El gran valor de nuestra luz reside en la persistencia con que resplandece en medio de las tinieblas morales del mundo, y en hacerlo no para complacernos y glorificarnos a nosotros mismos, sino para honrar a Dios con todo lo que tenemos. Si estamos sirviendo a Dios, y nuestra obra se corresponde con las capacidades que Dios nos ha dado, eso es todo lo que él espera de nosotros…” No espera que seamos soles, pero sí espera que seamos lunas llenas. ¿Lo hemos captado? Bien. Esta siguiente cita también me gusta. Review and Herald, 18 de julio, 1893. “Debemos permitir que los rayos resplandecientes del Sol de Justicia brillen en nuestros corazones, para que” ¿qué? “reflejemos luz a otros. Seremos bendecidos a diario, y seremos una bendición para otros, al promover amor, gozo y paz dondequiera que vayamos”.
Y cuando seamos esa clase de gente, queridos amigos, cuando promovamos amor, gozo y paz dondequiera que vayamos, ¡Créanme! Andarán las naciones a nuestra luz. ¿Amén? {Amén.} Serán atraídas y eso es lo que nos hará ganadores de almas eficaces. Testigos eficaces del Rey. Eso es lo que nos hará testigos eficaces del Rey. Escuchen. Palabras de Vida del Gran Maestro, página 340. “El carácter es poder”. ¿Quieren poder? ¿Quieren poder, al ganar almas? Aquí está el secreto. El carácter es poder. Sigamos leyendo: “El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa, tiene una influencia casi irresistible”. ¡Oh! Yo quiero eso. ¿Quieren eso ustedes? Tiene una influencia, ¿qué? Casi irresistible. A propósito, no puede ser irresistible porque entonces quebrantaría el libre albedrío de uno. Pero, gloria a Dios, puede ser casi irresistible. ¿Quieren ustedes tener ese tipo de influencia sobre otros? Yo la quiero. “El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa tiene una influencia casi irresistible. Al revelar en nuestra propia vida el carácter de Cristo, cooperamos con Él en la obra de salvar almas. Solamente revelando en nuestra vida su carácter, podemos cooperar con él”. ¿Escucharon eso, amigos? ¿Es opcional revelar el carácter de Cristo si vamos a cooperar con Él en la obra de salvar almas? ¿Es opcional? No. Es absolutamente esencial. De hecho, es la única manera que podemos cooperar con Él en la obra de salvar almas. Con razón la obra más importante es ¿qué? La construcción del carácter. Porque si no revelamos el carácter de Cristo no podemos ser ganadores de almas. ¿Estamos de acuerdo? No podemos. “Solamente revelando en nuestra vida su carácter, podemos cooperar con él. Y cuanto más amplia es la esfera de nuestra influencia, mayor bien podemos hacer. Cuando los que profesan servir a Dios sigan el ejemplo de Cristo practicando”… ¿qué? “practicando los principios de la ley en su vida diaria; cuando cada acto dé testimonio de que aman a Dios más que todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos, entonces la iglesia tendrá poder para conmover al mundo”.
Queridos amigos, ¿hemos de conmover al mundo en estas horas finales de la historia de este mundo? Para eso hemos sido levantados. Para predicar el evangelio a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Esto es, el mundo entero. Se nos ha dado una tarea maravillosa. Y queridos amigos, todo está en juego. Esto es absolutamente esencial para la culminación, la gran final de la gran controversia. El Mensaje de los Tres Ángeles debe ser predicado a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Este pueblo fue levantado para hacer eso, queridos amigos. Y ese Mensaje de los Tres Ángeles, ¿cómo empieza? ¿Cómo empieza? “Temed a Dios, y dadle…” ¿qué? “dadle gloria”.{Apoc 14:7} Dadle ¿qué? {gloria} “Gloria”. ¿Podemos exitosamente exhortar a las personas a darle gloria a Dios si nosotros mismos no lo hacemos? ¿Y qué significa darle gloria a Dios? ¿Qué significa? Significa revelar su carácter en el nuestro.
Hermano, hermana, que Dios nos ayude, como pueblo, a entender cómo ser cambiados de gloria en gloria. ¿Amén? Que Dios nos ayude, como pueblo, a aprender a levantarnos y resplandecer y ser lunas llenas por Cristo Jesús. Que Dios nos ayude a aprender a cooperar con el poder transformador del Espíritu Santo para que seamos cambiados. No podemos cambiarnos nosotros mismos. Quiero que todos sepamos eso. No podemos cambiarnos nosotros mismos. Debemos ser cambiados. Pero debemos aprender a cooperar. Debemos aprender a cooperar. Y ése es el tema de este seminario.
Por la gracia de Dios aprenderemos, por el estudio diligente de su Palabra, cómo podemos y debemos cooperar con el poder transformador del Espíritu Santo. Y quiero exhortarles de todo corazón, a que se propongan ahora venir con regularidad. Ahí tienen el programa. Los que tienen sus carpetas pueden ver que está en este pequeño folleto. Es un programa intensivo. Lo reconozco. Va a requerir la inversión de tiempo significativo. Pero queridos amigos, por el poder del Espíritu Santo ésta será una experiencia transformadora para todos nosotros. Y valdrá la pena el tiempo y la energía que inviertan. De hecho, tiene el potencial de valer eternamente la pena el tiempo y la energía que inviertan. ¿Pueden por favor elegir regresar? Estamos estudiando la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos, y estamos estudiando lo que dice el Señor al respecto. Por eso los exhorto a venir. No los exhorto a que sólo vengan a escuchar a Steve Wallace. Los exhorto a que vengan y estudien conmigo lo que dice el Señor. ¿Se comprometen a hacer eso? Necesito una respuesta, una pequeña reacción. ¿Se comprometen a hacer eso? {Sí.} Gloria a Dios. Los invito a levantarse para la oración final.
Padre nuestro que estás en los cielos, te agradezco tanto porque podemos ser cambiados de gloria en gloria. De carácter en carácter podemos ser transformados a semejanza del carácter de Cristo Jesús. Sin embargo, eso no sucederá excepto por el poder del Espíritu Santo. No podemos cambiarnos nosotros mismos, pero ayúdanos a reconocer que el Espíritu Santo tampoco puede cambiarnos a menos que cooperemos. Y Padre, estamos iniciando una serie de reavivamiento, un seminario intensivo y extenso para estudiar lo que tu Palabra dice de nuestro papel cooperativo. Y yo oro para que derrames tu Espíritu sobre nosotros de una manera muy especial. Quiero que esto sea mucho más que un simple ejercicio intelectual para los que vengamos reunión tras reunión, estudio tras estudio. Por favor prepara nuestros corazones. Danos un corazón para conocerte. Por el poder del Espíritu Santo ayúdanos a captar la verdad con el intelecto. Pero más que eso, ayúdanos a abrazarla con los sentimientos y entonces, más importante aún, ayúdanos a elegir someter la voluntad a tu Palabra. Ayúdanos a venir no sólo a entender la verdad sino a estar bajo la verdad. Y permitir que la verdad nos moldee y nos forme y nos diseñe de adentro hacia afuera a la semejanza del carácter de Aquél que es la Verdad. Por favor, Oh Señor, Nuestra mayor necesidad es la de un reavivamiento y una reformación. Queda tan poco tiempo, hay tanto que hacer. Debemos predicar un evangelio a toda nación, tribu, lengua y pueblo. Proclamar un mensaje especial por el cual levantaste esta iglesia. Y se nos está yendo el tiempo no sólo para ayudar a este mundo a prepararse, sino también para prepararnos nosotros mismos. No podemos perder tiempo. Por favor danos convicción y ayúdanos a tener la motivación de poner un esfuerzo diligente para aprender a cooperar con tu Espíritu y llegar a ser una luna llena por Cristo Jesús, el Sol de Justicia. Te agradezco por haber escuchado esta oración y por haber concedido mi pedido, en el nombre de Jesús, Amén.
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