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Se dice que el desarrollo del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos. Durante la siguiente hora exploraremos tanto nuestro privilegio como nuestra responsabilidad de asemejarnos al carácter de Cristo. Acompáñenos en esta poderosa hora de renovación personal mientras el Pastor Stephen Wallace nos lleva “De Gloria en Gloria”.

Buenos días queridos amigos, y feliz Sábado a todos. Que día tan especial tenemos hoy, todo allá afuera está más blanco que la nieve. Eso me inspira a cantar ese himno, “Lávame y blanco cual nieve seré… Que sólo así ser limpio podré. ¡Oh, lávame tú y cual nieve seré!” Me encanta ese himno. Y sin duda me están haciendo sentir como en casa con toda la nieve.

Hoy va a ser un gran día y tenemos mucho que cubrir. Y estoy ansioso por empezar. Continuamos con nuestro estudio profundo de la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos, la cual es la edificación del carácter… La edificación del carácter. {Ed 225.3} Y hoy vamos a estudiar nuestro papel cooperativo en el proceso del desarrollo del carácter. Hasta este punto, hemos estado estudiando principalmente lo que Dios ha hecho para hacer posible que Su gloria, o Su carácter, sea restaurado en nosotros.

Pero ahora hacemos una transición importante, y vamos a enfocarnos en nuestro papel cooperativo.

No podemos cambiarnos nosotros mismos, debemos ser cambiados como por el Espíritu del Señor. Solamente el Espíritu Santo puede cambiarnos de gloria en gloria. Pero debemos aprender cómo cooperar. Tenemos un papel cooperativo esencial. Aunque el verbo “ser cambiados” es pasivo, por favor no piensen que nosotros somos pasivos en el proceso. Que simplemente podemos sentarnos, relajarnos y dejar que Dios lo haga todo. No, tenemos que desempeñar un papel esencial, cooperativo y activo. Y el equilibrio del seminario es enfocarnos en nuestro papel cooperativo. Y vamos a hacer esa transición ahora mismo; ésta es como la etapa intermedia.

Y siento la carga de que los estudios de hoy, particularmente, queden claramente entendidos. Todos están conectados, y quiero animarles, aquí al inicio, a que se aseguren de quedarse para todos los estudios de hoy. Va a ser un gran día; hay cuatro estudios programados, cuatro. Tenemos dos esta mañana y luego después de nuestra comida, tenemos otros dos esta tarde. Y les animo vehementemente a quedarse porque todos están estrechamente relacionados. Ahora, es una lucha, y voy a abrirles un poco mi corazón. Es una lucha para mí el saber justamente cómo presentar un tema tan profundo y exhaustivo de una manera sistemática. Estoy haciendo lo mejor que puedo; y lo mejor de mí se queda corto, lo reconozco sin duda alguna, para llevarlos paso a paso a través de la consideración de esta obra esencialmente importante. Pero por supuesto, el desafío es no perder de vista el conjunto por los detalles. Y al considerar cada paso, a veces es particularmente difícil mantener en mente el cuadro completo. Y es especialmente un desafío, cuando quizás se unieron a nosotros hoy, y no ha estado con nosotros en nuestros estudios anteriores que son tan esenciales para tener una base buena y sólida en que fundarse. Y si no escuchan ciertas verdades equilibradas en determinada presentación, por favor sean misericordiosos con nosotros y reconozca que quizás ya las hemos cubierto. Y vamos a asumir que tendrán eso presente, porque el tiempo no nos permite la oportunidad, en cada estudio en particular, de mantener en mente el panorama completo. De vez en cuando necesitamos sacar el teleobjetivo y estudiar asuntos específicos, pero por favor oren fervientemente para que el Espíritu Santo me ayude tanto a mí como a ustedes para que podamos entender cada paso de este estudio en su contexto más amplio y ver cómo todo encaja. Siento una gran carga de que hagan eso, y por supuesto, solamente podemos hacerlo teniendo la ayuda del Espíritu Santo. ¿Decimos “amén”? {Amén} Las cosas espirituales sólo se disciernen espiritualmente {1 Cor 2:14}, queridos amigos. Y es por eso que antes de proseguir con cualquiera de nuestros estudios debemos asegurarnos de detenernos e invitar al Espíritu de Dios a entrar a nuestros corazones, ¿amén? {Amén} Por favor acompáñenme de rodillas por unos momentos para orar en silencio, y al orar por ustedes, por favor acuérdense de mí. Necesito sus oraciones esta mañana.

Padre nuestro que estás en los cielos, te agradezco por un nuevo Sábado hermoso. Te agradezco por el descanso que la noche nos proporcionó, y te agradezco por la vida y la energía espirituales y físicas. Estamos iniciando un gran día, y necesitamos una fuerza adicional para nuestro cuerpo, mente y espíritu si es que vamos a ser bendecidos mediante el estudio de Tu Palabra hoy. Así que por favor derrama Tu espíritu sobre nosotros. Acelera y dale energía a nuestras facultades mentales y espirituales, y aún a nuestro ser físico. Sí, acelera aún estos cuerpos mortales para ser optimizados y tener la energía para beneficiarnos de un estudio diligente de Tu Palabra hoy. Oh, Padre, sabes cuán urgentemente te necesito. Si voy a ser capaz de repartir correctamente la Palabra de verdad, si voy a ser capaz de presentar correctamente la verdad que está en Jesús, debo tener el Espíritu de Verdad, debo tenerlo. Por favor Padre, toma posesión de mí. Soy tuyo por creación, por redención y por mi propia elección. Por lo tanto, toma posesión completa de mí y úsame a pesar de mi mismo. Guía mis pensamientos y mis palabras. Permíteme hablar la verdad y solo la verdad en tu nombre. Y que lo que puedas decir a través de esta pobre vasija de barro, que encuentre corazones y mentes receptivas, para que pueda transformar vidas. Y por favor ayúdanos a todos a asemejarnos más a Jesús como resultado de haber pasado este día en el estudio de Su Palabra, es mi oración en Su nombre y por causa suya. Amén.

Anoche tuvimos un estudio muy importante, y para aquellos que no estuvieron aquí, desearía que hubieran estado. Cubrimos la lección 16, “Escrita en Tablas de Carne”, {2 Cor 3:3} y estudiamos la obra del Espíritu Santo. Y necesito recapitularlo brevemente porque el enfoque de hoy es sobre cómo debemos cooperar con esa obra en nuestras vidas. Y anoche llegamos a reconocer que hemos de ser epístolas vivientes, cartas… Cartas que son escritas, firmadas, selladas, para que finalmente puedan ser entregadas a la Nueva Jerusalén, ¿amén? Podemos pensar de esto como “el Evangelio según la escritura de cartas”. ¿Cuál es la página sobre la cual se debe escribir la carta? Las tablas de carne de nuestro corazón. ¿Cuál es el instrumento, la herramienta, con la cual Dios se propone escribir la carta? ¿Cuál es el instrumento grabador? Es el Espíritu Santo. ¿Y qué es lo que el Espíritu Santo propone escribir, grabar en las tablas de carne de nuestros corazones? Es la Palabra de Dios, particularmente los principios de la Palabra de Dios, los cuales en realidad forman la ley de amor, en esencia. Quiere escribir la ley de Dios en las tablas de carne de nuestros corazones. Y queridos amigos, las tablas deben ser de carne, de modo que puedan ¿qué? Recibir la impresión. Por naturaleza tenemos corazones de piedra que no son impresionables en absoluto. Pero alabado sea Dios, Él propone darnos, ¿qué? Corazones de carne: corazones blandos, receptivos, e impresionables. Y hemos de recibir lo que el Espíritu Santo escribe en nosotros al hacer esas tres cosas que señalamos aquí al iniciar el seminario.

Debemos captar la verdad con el intelecto. Debemos abrazarla con las emociones. Y más importante aún, ¿cuál es el tercer paso? Debemos someter la voluntad a ella. ¿Decimos “amén”? {Amén}

Cooperamos con la escritura de esta epístola, esta carta escrita en las tablas de carne de nuestros corazones, mediante el Espíritu Santo, al elegir someter nuestra voluntad a la autoridad de la Palabra de Dios. Y al elegir que nuestros pensamientos y sentimientos estén en armonía con el espíritu de la ley, que es el amor. Y acabamos de decir algo muy importante. Nuestro papel cooperativo implica mucho más que simplemente lograr que nuestra conducta, nuestras palabras y nuestras acciones, estén de acuerdo con el régimen de la ley. Si eso es todo lo que estamos haciendo, sólo tenemos éxito en convertirnos en cartas muertas, tumbas blanqueadas. No hay vida. Simplemente tenemos “apariencia de piedad”, pero negamos ¿qué? “La eficacia de ella”. {2 Tim 3:5} ¿Entienden esto? Pero cuando por amor a Cristo, con el poder del Espíritu Santo, ponemos nuestros pensamientos y sentimientos en armonía con el espíritu de la ley, entonces es una carta viva y nos transforma por medio de la renovación de nuestro entendimiento. Reprograma la manera en la que pensamos y sentimos. Y nuestra obediencia al espíritu de la ley, impulsada por el Espíritu y motivada por el amor es nuestro papel cooperativo esencial.

Y al llevar nuestros pensamientos y sentimientos a una armonía con el espíritu de la ley, esa impresión hecha por el Espíritu Santo se profundiza más y más y más, hasta que finalmente, alabado sea Dios, puede estar indeleble e irrevocablemente grabada en nuestros corazones. Y esto es lo que significa estar sellados. Significa estar tan firmes en la verdad, tan habitualmente gobernados a nivel de los pensamientos y sentimientos por el espíritu de la ley, que realmente preferiríamos ¿qué? Morir que a sabiendas quebrantar la ley de Dios aún a nivel de nuestros pensamientos. ¿Entienden esto? Esencialmente esto es lo que significa estar sellados.

Ahora, cuando tenemos esa experiencia, cuando Dios ve, cuando Dios Padre nos mira y ve que la carta ha sido rescrita, que revela el carácter de Cristo, entonces ¿qué hace? Firma esa carta con Su propio nombre. Y eso es en realidad lo que el sello de Dios es también. Es la aprobación final de Dios Padre sobre lo que el Espíritu Santo ha hecho en nuestras vidas, y Su confirmación de que somos ciudadanos idóneos para el reino. Y firma Su nombre… Firma Su nombre.

Ahora, hay una tercera dimensión del sello, y es el destino de la carta. Y esto es hecho por los ángeles, ¿cierto? El Apocalipsis habla de esto. {Apoc 7} Hemos de ser sellados ¿dónde? En la frente. Ahora, ésta no es una señal visible para el ojo humano, pero sí es visible para los ojos angelicales. Y los ojos más importantes que necesitan poder ver esa señal son los ojos de los ángeles destructores. ¿Decimos “amén”? {Amén} Porque, antes de que el Director de correos divino, Jesucristo mismo, venga a recoger sus cartas y entregárselas al Padre… ¿Me están siguiendo? El ángel destructor viene a entregar todas las otras cartas, a su autor, el cual es ¿quién? Satanás. Dad a Satanás lo que es de Satanás. Dad a Dios lo que es de Dios. {Lc 20:25} Y es la marca o el sello lo que determina dónde se entregará la carta. ¿Entienden esto? Si tenemos la marca, la carta ha sido escrita por ¿quién? Por Satanás. Y nosotros, por decisión propia, hemos insistido en ser entregados a él. “Satanás, El Lago de Fuego” es el destino. {Mt 25:41} Oh, queridos amigos, Dios no permita que nadie en este lugar insista en ser destinado allí. Por favor no insistan. Dios conceda que el destino sea: “Dios, La Nueva Jerusalén.” “Dios, La Nueva Jerusalén”. {Apoc 21:2}

Y encontré una declaración que querría compartir con ustedes. Es perfecta para compartir aquí. Se encuentra en Manuscript Release, Tomo 15, página 225. No está en sus copias, pero es algo me acabo de encontrar justamente ayer al estudiar. Cito: “El sello concedido en la frente es: Dios, la Nueva Jerusalén.” Y entonces cita Apocalipsis 3:12: “Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios.” ¿Se dan cuenta? Esto es lo que el ángel hace finalmente con todas las cartas que revelan el carácter de Cristo Jesús. El ángel destina esas cartas y escribe: “Dios, La Nueva Jerusalén”. Y el ángel destructor no entrega esas cartas a Satanás. Esas cartas esperan a que el Director de correos, Jesucristo mismo, venga y las recoja, y las entregue a su destino. ¿Entienden eso? Queridos amigos, estoy aquí para decirles que es absolutamente imperativo que cooperemos con el Espíritu Santo, para que seamos una carta que Dios pueda firmar y que el ángel pueda sellar, y una carta que Jesús pueda eventualmente entregar al Padre. Se acaba el tiempo. Es imperativo que aprendamos a cooperar para convertirnos en epístolas vivientes. ¿Decimos “amén”? {Amén} Y ése es el enfoque de nuestro estudio; ése es el enfoque de nuestro estudio.

Ahora, con esa recapitulación del estudio de ayer, abran sus cuadernos en la página 37. Ahora estamos en la lección 17, titulada: “Sobre Toda Cosa Guardada, Guarda tu Corazón” Y les sugiero que ésta es probablemente una de las definiciones más sucintas y precisas respecto a nuestro papel cooperativo en este proceso del re-grabado y de la re-escritura, que acabamos de describir, que el Espíritu Santo se propone a hacer en todos los corazones que lo permitan, y que cooperen con Él. Éste es nuestro papel cooperativo. Debemos aprender a ¿qué? A “sobre toda cosa guardada, guardar el corazón”. En otras palabras, debemos aprender a gobernar la actividad de la mente. ¿Y cuál es la actividad de la mente… del corazón? Son nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. ¿Y qué forman los pensamientos combinados con los sentimientos? Nuestro carácter. Entonces absolutamente esencial para el desarrollo de un carácter cristiano, es aprender a gobernar nuestros pensamientos y sentimientos según el espíritu de la ley que el Espíritu Santo escribe en las tablas de carne de nuestros corazones. ¿Tiene sentido?

Ahora, lo que quiero hacer en nuestros primeros estudios, en nuestros primeros tres estudios para ser exacto, es subrayar y explicar nuestro papel cooperativo y su necesidad absoluta. Y después estudiaremos cómo podemos desempeñar ese papel. Y aquí otra vez es un poco frustrante para mí, porque tendré la tentación de adelantarme y decirles cómo. Pero quiero explicarles primero CUAL es nuestro papel cooperativo, y después estudiaremos el COMO. ¿Están siguiendo esto? Y otra vez, éste es el desafío que tengo que encarar al tratar con verdades amplias de una manera sistemática.

La esencia del “cómo”. Permítanme sólo darles este pequeño anticipo del “cómo”. La esencia de “cómo” guardar el corazón sobre toda cosa guardada es mantener la mente enfocada en Cristo Jesús. ¿Decimos “amén”? {Amén} Mantener la mente enfocada en Cristo Jesús, ésa es la esencia. Es mirando a Jesús, como podemos gobernar nuestros pensamientos y sentimientos mediante el espíritu de la ley, por amor a Cristo, y con el poder del Espíritu Santo.

Pero lo que quiero hacer ahora es enfocarme en cuál es el papel cooperativo que debemos desempeñar, ¿está bien? Cuál es: Guardar nuestro corazón sobre toda cosa guardada. Esta frase la obtenemos de Proverbios 4:23. Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón”. Ahora, en realidad tenemos una traducción más bien suave del hebreo. El verbo hebreo que se traduce como “guarda” es la forma más enfática del imperativo, que se puede producir en el idioma hebreo. Literalmente en hebreo dice: “Guarda, guarda”, o, “guarda con todo ánimo de guardar”. Así es como el hebreo traduce literalmente el imperativo. De modo que, “guarda tu corazón con toda diligencia” es la mejor expresión que los traductores pudieron hallar. Pero el hebreo es significativo, “guarda, guarda”. En otras palabras, hay que “poner una doble protección” sobre la actividad de la mente.

¿Por qué? Porque es difícil hacerlo y es peligroso no hacerlo. ¿Decimos “amén”? {Amén}

Coloca una doble protección sobre la actividad de la mente, ya que es difícil hacerlo y es extremadamente peligroso no hacerlo. “Guarda con toda diligencia la actividad de la mente”. En esencia, ése es nuestro papel cooperativo. Con la fortaleza del Espíritu Santo y por amor a Cristo, hemos de gobernar la actividad de nuestras mentes. Ahora, a pesar de este mandato explícito aquí en el Antiguo Testamento, y hay otros, y a pesar de los mandatos explícitos en el Nuevo Testamento, y el recuerdo se encuentra en 2 Corintios 10:5. Y más adelante en este estudio hablaremos de eso, donde Pablo nos dice que hemos de llevar ¿qué? “Cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. ¿A qué grado debemos gobernar la actividad de la mente? Hemos de llevar ¿qué? “Cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Sin embargo, a pesar de todos estos mandatos explícitos, estoy asombrado de cuántos cristianos no reconocen su responsabilidad, su deber en este asunto. Tantos no tienen idea de que son responsables ante Dios por el gobierno de sus mentes.

Ahora, no creo que haya algún cristiano que no se de cuenta que, como cristiano, es responsable de gobernar su conducta. Todos sabemos eso, ¿verdad? Todos sabemos que, como cristianos, hay ciertas cosas que uno ya no debe hacer. Y hay otras cosas que uno necesita hacer. Pero queridos amigos, muchos, muchos cristianos no reconocen que, antes que nada, un cristiano ha de aprender a gobernar su mente. ¿Amén? ¿Por qué? “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” {Pr 23:7} No es lo que hablamos y cómo actuamos lo que nos hace ser cristianos, es cómo ¿qué? Cómo pensamos y sentimos. Es lo que ocurre acá arriba entre el oído izquierdo y el derecho lo que nos hace ser lo que realmente somos. Por lo tanto, si vamos a ser cristianos, tenemos que ser cristianos en la privacidad del pensamiento, donde sólo ustedes y Dios saben lo que está pasando. ¿Estamos todos siguiendo esto? Pero pocos se dan cuenta de esto, pocos se dan cuenta de esto, y no digo tal cosa con autoridad propia.

Escuchen esta declaración extraordinaria: Consejos para los Maestros, Padres, y Alumnos, página 544: “Pocos se dan cuenta que es un deber ejercer control sobre los pensamientos y la imaginación.” ¡Pocos! Sigamos leyendo: “Es difícil mantener la mente no disciplinada fija en temas provechosos. Pero si los pensamientos no son empleados en forma apropiada, la religión no puede florecer en el alma. La mente debe estar ocupada en cosas sagradas y eternas, o acariciará pensamientos triviales y superficiales. Deben disciplinarse las facultades tanto intelectuales como morales, porque así se fortalecerán y mejorarán por el ejercicio.” Oh, anímense con esa última frase. Así se ¿qué? Se fortalecerán y mejorarán por el ejercicio. Pero queridos amigos, muchos de nosotros tenemos músculos débiles en cuanto a controlar nuestros pensamientos y sentimientos. ¿Están dispuestos a aceptar eso junto conmigo? No nos hemos esforzado en gobernar nuestros pensamientos y sentimientos. Solamente hemos tratado de mantener una tapa sobre ellos, y de privarlos de una expresión externa. Pero simplemente siguen adelante en la privacidad de nuestras mentes. Pero queridos amigos, si sólo logramos mantener una tapa sobre su expresión externa, lo único que somos, realmente, es un sepulcro blanqueado. {Mt 23:27} ¿Decimos “amén”? {Amén} Por favor, sepan eso… Eso es todo lo que somos. Y eso es todo lo que el mundo hace; solamente trata de mantener una tapa sobre la conducta inapropiada, para no empañar su reputación o ser enviado a la cárcel, o lo que sea.

Pero el cristiano no tiene que pelear esa batalla. El cristiano tiene que pelear por el gobierno de la mente, no solamente por el control de la conducta. ¿Lo entendemos? Y a propósito, cuando aprendemos, por amor a Cristo y con el poder del Espíritu Santo, a gobernar la mente, a la vez tendremos el control firme de nuestra conducta. ¿Amén? {Amén} Sí, eso es lo hermoso de esta cuestión. Y por primera vez, cuando aprendemos a gobernar la mente, la conducta se vuelve una expresión genuina de amor, no solo una fachada falsa… una actuación. Ya no somos pretendidamente la iglesia, realmente somos parte del cuerpo de Cristo… Y genuinamente revelamos el amor de Cristo. Pero para gobernar la mente se requiere toda la diligencia posible, queridos amigos.

¿Por qué es tan difícil? Bueno, observen la siguiente referencia en la misma página, Consejos para los Maestros, página 544: “Para comprender correctamente este asunto debemos recordar que nuestros corazones son“, ¿qué? “…depravados por naturaleza”. Detengámonos: ¿Recuerdan cuando estudiamos sobre la caída y su consecuencia sobre la naturaleza humana? Señalamos que la pluma inspirada nos dice que la esencia de la depravación es el egoísmo. {ST Dec 25, 1901 par. 9} ¿Cuál es la esencia de la depravación? El egoísmo. De modo que cuando el egoísmo tomó el lugar del amor, lo cual ocurrió en la caída, la naturaleza humana naturalmente se volvió ¿qué? Depravada. Y ahora es gobernada naturalmente por ¿cuál ley? La ley de egoísmo. Es por eso que está en enemistad con Dios y es incapaz de sujetarse a la ley de Dios. Porque Dios es amor, y Su ley es amor. Pero nosotros somos egoístas por naturaleza y la ley que nos gobierna es el egoísmo. ¿Entienden esto? Y queridos amigos, ni siquiera podemos empezar a gobernar nuestros corazones hasta que obtengamos uno nuevo.

Y de eso se trata el último estudio de hoy, titulado: “Crea en mí un Corazón Limpio”. Por eso tienen que quedarse durante el transcurso de los estudios de hoy. Por favor no se pierdan este último especialmente. Pero aún cuando obtenemos un corazón limpio, un corazón nuevo, todavía tenemos dentro de nosotros esas viejas tendencias heredadas y cultivadas, con las que tenemos que batallar y superar diariamente. Y es precisamente debido a esos viejos hábitos, que no es un desafío pequeño el gobierno de la mente.

De regreso a nuestra declaración: “Para comprender correctamente este asunto debemos recordar que nuestros corazones son depravados por naturaleza y que somos incapaces por nosotros mismos de seguir un camino correcto. Solamente podremos ganar la victoria por la gracia de Dios combinada con nuestro mayor esfuerzo.” ¿Podemos obtener la victoria? Amén y amén, hermanos. Podemos vencer toda tendencia heredada y cultivada. Y podemos aprender a gobernar nuestros pensamientos consistentemente en armonía con el Espíritu de la ley. Insisto en que es así; la gracia de Dios es suficiente. Pero por favor dense cuenta, ¿cuál es la combinación que nos llevará a la victoria? ¿Cuál es? “Solamente podremos ganar la victoria por la gracia de Dios combinada con” ¿qué más? “…con nuestro mayor esfuerzo.” ¿Cuál es la combinación ganadora? La gracia de Dios combinada con ¿qué? Con nuestro mayor esfuerzo. Sobre toda cosa guardada, ¿qué? Guarda tu corazón.

Ahora, que el Señor nos ayude, algunos de ustedes, en particular si no han estado con nosotros en los estudios anteriores, podrán estarse sintiendo un poco incómodos ahora y diciendo oh-no, esto me suena a legalismo… Mayor esfuerzo… Mayor esfuerzo. Oh, queridos amigos, es por eso que desearía que hubieran estado aquí durante el transcurso de toda la semana. El esfuerzo humano no es categóricamente legalismo. ¿Decimos “amén” {Amén} ¿Qué es lo que hace que el esfuerzo humano se vuelva legalismo? El motivo subyacente. Si me estoy esforzando humanamente para ganarme la aceptación, eso es ¿qué? Legalismo, sin duda alguna. Pero queridos amigos, cuando venimos al pie de la cruz, y reconocemos que Cristo Jesús, a un precio infinito para sí mismo, ganó la aceptación para nosotros, y que nosotros, cuando lo aceptamos por fe, somos aceptados en el Amado, y respondemos con apreciación y gratitud y amor, queriendo ser y hacer por Él todo lo que podamos, y queremos remangarnos la camisa e ir a trabajar por Él, para complacerlo porque lo amamos, y queremos mostrarle cuán agradecidos estamos por lo que ha hecho por nosotros… ¿Es eso legalismo? Mil veces no. Ésa es la fe que obra por amor y que purifica el alma. ¿Decimos “amén”? {Amén} Es el motivo subyacente el que hace que el esfuerzo sea o no legalismo.

Y no estamos esforzándonos y perseverando para que por consiguiente podamos ganarnos la aceptación, para nada. Estamos esforzándonos diligentemente porque ya somos aceptados. ¿Amén? Y queremos representar correctamente a Cristo Jesús para que también otros puedan llegar a conocer Su gracia salvadora. Y queremos ser adecuados, moralmente idóneos, para vivir con Él para siempre. Y lo oímos decir: “Sin santidad ningún hombre verá a Dios.” {Heb 12:14} Entonces nosotros decimos: “Señor hazme santo; quiero ser semejante a ti. Tú eras santo y te amo y quiero ser semejante a ti. Y estoy dispuesto a trabajar duro, para cooperar contigo, de modo que pueda llegar a ser semejante a ti.” Pero eso no tiene nada que ver con el legalismo. ¿Seguimos esto? ¿Decimos “amén”? {Amén} Eso tiene todo que ver con la fe que obra por el amor y que purifica el alma. Eso es lo que es. Ahora regresemos a nuestro estudio.

¿Por qué es nuestro deber guardar el corazón sobre toda cosa guardada? ¿Por qué es nuestro deber controlar los pensamientos y la imaginación? Ciertamente, para llegar al punto al que, por amor a Cristo, estamos sujetando todo pensamiento a la obediencia a Cristo. ¿Por qué es nuestro deber? Insisto en, que ya que pocos se dan cuenta de que es nuestro deber, sería de gran ayuda e importante que consideremos por qué es nuestro deber. ¿Tiene sentido? Simplemente no puedo asumir que todos los que estamos aquí nos damos cuenta de por qué es nuestro deber gobernar los pensamientos y sentimientos. Quiero que consideremos cuatro razones, ¿está bien?… Quizás cinco de por qué es imperativo, ciertamente nuestra obligación y nuestro deber aprender a gobernar nuestras mentes.

Razón número uno: Como dice el versículo, Proverbios 4:23: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque” ¿qué? “…de él mana la vida”. “de él” ¿qué? “…mana la vida”. Por favor entiendan lo que el sabio nos está diciendo aquí. Nos está diciendo que el corazón es el manantial o la fuente de donde proceden todas nuestras palabras y acciones. Toda nuestra conducta procede de ¿dónde? Del corazón. Como dicen las Escrituras “de la abundancia del corazón” ¿qué? “…habla la boca”, {Mt 12:34} por ejemplo. Y de la abundancia del corazón se conduce el cuerpo. Es por eso, queridos amigos, que es tan crucial que aprendamos a guardar el corazón. Porque si aquello que se expresa a nivel de nuestra conducta ha de ser genuinamente puro y semejante a Cristo lo que ocurre dentro del manantial debe ser genuinamente puro y semejante a Cristo. ¿Decimos “amén”? {Amén} Es la condición del manantial lo que directamente determina lo que de él procede.

Permítanme darles un ejemplo: Allá en Montana, donde vivimos, tenemos un manantial, cerca de nuestra casa, y el agua que de ahí sale es mucho mejor que esto. Es agua realmente maravillosa. Es pura y fría y es tan refrescante. De hecho, mi esposa es adicta a ella. Yo puedo beber el agua que sale del pozo, pero ella debe tener el agua del manantial. Y cada vez que pasamos por ahí, cuando vamos de regreso a casa, ella siempre lleva esas jarras vacías y ruidosas y tenemos que parar para llenarlas. Las llenamos, las ponemos en el automóvil y se cubren de gotas debido a la condensación , y las gotas escurren, y a uno le da sed sólo de verlas. Uno la bebe y oh, es dulce, sabrosa, pura, maravillosa.

Bueno, un día íbamos manejando para casa y vimos este gran cartel rojo que decía “alto” que alguien había puesto junto al manantial. Frenamos y nos acercamos a la orilla y ahí había una nota debajo del rótulo rojo. Decía: “Advertencia, después de analizada, se ha determinado que este agua contiene la bacteria E. coli; no beba”. Mi pobre esposa estaba al borde de las lágrimas. Ésa era su agua. Afortunadamente, teníamos otro manantial, un poco más cerca de nuestra casa, al cual recurrimos. Preguntamos y se rumoraba, y no sé exactamente cuáles eran las causas, pero se rumoraba que alguien, quien era dueño de una propiedad más arriba, había instalado un sistema séptico y finalmente había afectado el agua. Queridos amigos, ésta es una parábola.

¿Qué es lo que determina lo que procede de algo? Es lo que ocurre adentro. Pero cuidado. El agua que procedía de ese manantial por su aspecto aparentaba ser agua pura, potable. ¿Qué nos dice eso? ¿Es posible hacer un papel extraordinario, en cuanto a la conducta que se expresa, y aún así estar contaminado con el egoísmo de E. coli? ¿Decimos “amén”? {Amén} ¿Entienden lo que estoy tratando de ilustrar? Queridos amigos, algo blanqueado puede verse muy bien. Ciertamente, Jesús dijo que los sepulcros blanqueados son ¿qué? …hermosos por fuera. {Mt 23:27} Pero les aseguro que lo blanqueado está contaminado con la bacteria de egoísmo… A menos que haya un cambio radical, sobrenatural, a nivel de la fuente, el manantial, el corazón. ¿Decimos “amén”? {Amén} Es tan crucial que gobernemos lo que ocurre en el corazón, para que lo que proceda de él sea verdaderamente puro y semejante a Cristo. Ése es el punto que debemos establecer claramente.

Oh amigos, Testimonios para la Iglesia, Tomo 2, página 408: “Los pensamientos impuros llevan a” ¿qué? “…a actos impuros.” Pero pongan el calificativo “puede ser que los actos impuros no parezcan ser impuros.” Pueden verse como obediencia, pero han sido contaminados por ¿qué motivo? El egoísmo. ¿Me siguen? Y observen lo opuesto. Comentario Bíblico, Tomo 2, página 997: “La pureza de corazón inducirá a la”, ¿qué? “...a la pureza de la vida.” ¿Quieren una vida pura? Entonces por favor reconozcan que por la gracia de Dios combinada con el esfuerzo humano diligente y perseverante, deben tener un corazón puro, ¿amén? “La pureza de corazón inducirá a la pureza de la vida.”

La misma verdad, el mismo concepto básico, pero ilustrado de una manera diferente. Me gusta decirlo de esta manera. La mente es un jardín. La mente es ¿qué, alumnos? Un jardín. Y el fruto de ese jardín es nuestro carácter. Con eso en mente, dense cuenta que cuando sembramos un pensamiento, cosechamos una acción. Cuando sembramos una acción, cosechamos un hábito. Cuando sembramos un hábito, cosechamos un carácter. Y cuando sembramos un carácter, cosechamos un destino. Por favor, observen que nuestras acciones, nuestros hábitos, nuestro carácter y sí, aún nuestro destino, todos trazan su origen a ¿qué semilla fundamental? Nuestros pensamientos… Nuestros pensamientos. Y hermanos, estoy aquí para decirles y advertirles ante Dios, que todo lo que el hombre sembrare, eso también cosechará. ¿Decimos “amén”? {Amén} Por favor no se engañen en este asunto. Lo que sembramos en la privacidad del jardín de la mente está determinando nuestro carácter, lo cual a su vez determinará nuestro destino. Ni ustedes ni yo tendremos a quien culpar salvo a nosotros mismos en cuanto a nuestro destino eterno.

Escuchen lo que la pluma inspirada dice al respecto. La Educación, página 109: “El carácter es la cosecha de la vida y esto es lo que determina el destino, tanto para esta vida como para la venidera. La cosecha es la reproducción de la semilla sembrada. Toda semilla da fruto según su género. Lo mismo ocurre con los rasgos de carácter que fomentamos. El egoísmo, el amor propio, el engreimiento, la propia complacencia, se reproducen, y el final es desgracia y ruina. ‘Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción'”, pero hay una alternativa, alabado sea Dios, “‘mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará'” ¿qué? “‘vida eterna’. Gálatas 6:8. El amor, la simpatía y la bondad, dan fruto de bendición, una cosecha imperecedera.” Oh hermanos, por favor tengan cuidado con lo que siembran en la privacidad del jardín de la mente, a nivel del pensamiento, porque están determinando su cosecha, su destino, su carácter.

La segunda razón por la cual debemos guardar el corazón sobre toda cosa guardada, y estamos bajo obligación de hacerlo, es porque es lo que ocurre en el corazón lo que determina quién realmente somos. ¿Escucharon eso? ¿Por qué debemos guardar el corazón sobre toda cosa guardada? Porque lo que ocurre en el corazón determina quién realmente somos. Y por supuesto esa verdad sobresale en el texto que hemos estudiado varias veces, pero veámoslo otra vez dentro de este contexto. Proverbios 23:7: “…porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” Pero saben queridos amigos, encuentro que estamos tan predispuestos a pasar por alto esta verdad básica fundamental. Estamos tan predispuestos a evaluarnos en base a nuestra conducta en lugar de en base a lo que ocurre entre el oído izquierdo y el derecho. ¿No es cierto? ¿Por qué es así? He luchado con esto y he llegado a la conclusión de que la razón por la cual tendemos a evaluarnos en base a nuestra conducta es porque nosotros siempre hemos sido evaluados de esa manera.

Por ejemplo: uno va corriendo cuando mami llama. Y mami dice que es un ¿qué? Un buen niño, una buena niña, ¿verdad? Se comportó bien. O no viene cuando mami llama; es un niño o una niña maleducados; evaluados en base a ¿qué? A la conducta. Crece un poco más; va a la escuela. Escupe, contesta a la maestra, reprueba los exámenes, le jala el pelo a la niña sentada enfrente de usted… Les estoy revelando algo aquí… ¿no es así? Y es un ¿qué? Un niño malo. O saca buenas calificaciones y llega a tiempo, y siempre trata a los demás con respeto, especialmente a la maestra, seguro que es un buen niño, o niña; evaluados en base a la conducta. Crece más, tiene trabajo. Llega a tiempo; siempre se esfuerza. Es concienzudo; hace buen trabajo. Le suben el sueldo, es un buen empleado. O si ocurre lo opuesto, lo despiden, ¿cierto? Evaluados en base a ¿qué? A la conducta.

De modo que con esos antecedentes, ¿qué hacemos, casi sin excepción, cuando nos evaluamos nosotros mismos? Usamos el mismo criterio. Nos evaluamos en base a nuestra ¿qué? Conducta. Ahora, pregunta, queridos amigos: ¿Es prudente usar ese criterio en cuanto a la evaluación de la pureza de nuestra experiencia cristiana? ¿Lo es? Rotundamente no. ¿Por qué? Debido a ese prevaleciente fenómeno aterrador, llamado hipocresía… Llamado “apariencia de piedad…” {2 Tim 3:5} Llamado vivir de acuerdo al régimen de la ley. Queridos amigos, por favor dense cuenta que ustedes y yo, con suficiente motivación del ego, podemos hacer un muy buen trabajo para que nuestra conducta cumpla consistentemente con el régimen de la ley, ¡y ni siquiera ser converso! ¿Escucharon lo que acabo de decir? Podemos hablar como corresponde, y sí, podemos aún conducirnos como corresponde y no ser conversos. Eso es el todo de la hipocresía. Hermoso por fuera, nuestra conducta es intachable, todos están impresionados. Quizás hasta lo eligen para un cargo en la iglesia porque es un ciudadano respetable y moralmente recto, y puede ser que ni siquiera sea converso. Todo es una farsa; sólo está blanqueado. ¿Reconocen que existe esa posibilidad?

Saulo de Tarso, queridos amigos, antes de su conversión, ¿qué podía decir de sí mismo? Por las obras de la ley, irreprochable. {Flp 3:6} ¿De verdad? Sí, de verdad. En cuanto a la obediencia de “la letra de la ley”, Saulo de Tarso era irreprochable. Hacía un muy buen trabajo, pero ése era el problema, era solamente una actuación. Y no piensen que nosotros no tenemos la misma capacidad de interpretar el mismo tipo de papel hoy en día. ¿Entienden lo que estoy tratando de decirles? Ésta es precisamente la razón por la cual nunca es seguro evaluar nuestra experiencia cristiana en base a nuestra conducta. Es posible que estemos haciendo todo lo correcto por todas las razones incorrectas.

¿Y no es eso exactamente lo que es ser tibio? ¿Recuerdan? Caliente, eso es hacer todo lo correcto por todas las razones correctas. Frío, eso es hacer todo lo incorrecto por todas las razones incorrectas. Tibio, ¿qué es eso? Hacer todo lo correcto por todas las razones incorrectas. “Teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de ella.” {2 Tim 3:5} Pero es precisamente porque tenemos una apariencia de piedad impresionante, que nos hemos engañado y pensamos que somos “ricos, que nos hemos enriquecido de bienes, y que de ninguna cosa tenemos necesidad.” Y ni siquiera sabemos que somos ¿qué? “Desventurados, pobres, miserables, ciegos y desnudos.” {Apoc 3:17} Y queridos amigos, por favor no se molesten conmigo por desafiarlos con esta posibilidad. Evidentemente es un problema tan prevaleciente en Laodicea que es la característica que nos identifica. ¿Es posible que algunos aquí aún hoy, estén auto engañados? ¿Es posible? ¿Y cómo nos metemos en esa justificación propia, en ese autoengaño? Evaluándonos en base a ese criterio superficial: nuestra conducta relativamente buena. Y debido a que tenemos tanta verdad, y debido a que nos conducimos mucho mejor que otros debido a eso, pensamos que somos ¿qué? El pueblo remanente de Dios, listos y esperando el regreso de Jesús.

Queridos amigos, puede ser que no seamos lo que pensamos que somos, pero sí somos lo que pensamos.

“Cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.” {Pr 23:7} Por favor, ¿podríamos hacer una pequeña operación a corazón abierto esta mañana? ¿Están dispuestos a hacerlo? Por favor ¿harían una prueba, con la ayuda del Espíritu Santo y verían hacia adentro en vosotros? Ahora, esto no va a ser cómodo, permítanme advertirles, esto no va a ser cómodo. Cuando el Señor hace una operación a corazón abierto, no siempre se preocupa por usar anestesia y a veces duele. Pero queridos amigos, si el Médico Maestro inflige dolor, es para sanarnos. ¿Decimos “amén”? {Amén} Por favor, quiero leer una declaración que quiero que tomen personalmente y que permitan que penetre en la profundidad de su ser.

Se encuentra en El Camino a Cristo, página 58. Escuchen, cito: “Es cierto que puede haber una corrección del comportamiento externo…” Bien, detengámonos. ¿De qué estamos hablando? ¿Qué es una corrección del comportamiento externo? Es la conducta que cumple con el régimen de la ley: moralmente respetada, admirable. Eso es lo que es una corrección del comportamiento externo. “Es cierto que puede haber una corrección del comportamiento externo sin el poder regenerador de Cristo.” ¿Escucharon? Podemos llevar una vida tan admirable y ni siquiera ser conversos. Bueno, entonces ¿cuál sería el poder para lograr eso? Escuchen, ego, escuchen: “El amor a la influencia y el deseo de la estimación de otros pueden producir una vida muy ordenada.” Lo sabemos. “El respeto propio puede impulsarnos a evitar la apariencia del mal.” Lo sabemos. “Un corazón egoísta…” Escuchen esto; esto es aterrador. Escuchen esto: “Un corazón egoísta puede ejecutar obras generosas.” ¡Increíble! ¿Cómo puede un corazón egoísta ejecutar obras generosas? Bueno, para ser admirado por todos por haber hecho tal acción tan generosa.

Y queridos amigos, les sugeriría que eso es lo que empuja y hace que las organizaciones filantrópicas perduren. Porque, si usted es muy rico, y desea el respeto de otros, tiene que tener alguna entidad benéfica favorita a la cual envía grandes donaciones, lo cual usted está muy contento de hacer, siempre y cuando lo escriban en algún lugar, y su nombre sea grabado en alguna placa de bronce. ¿Me están escuchando? …con una exención de impuestos incluida. De manera que en realidad no le cueste nada y usted le saque mucho partido. Hermanos, francamente estoy preocupado, estoy preocupado por esas placas de bronce que encuentro de vez en cuando aún en nuestras instituciones, que dicen: “esto fue donado por tal y tal”. Eso me preocupa. ¿Qué pasó con: “no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha”? {Mt 6:3} ¿Entienden lo que trato que consideremos aquí?

Ahora, no estoy sugiriendo que todos los que dieron algo no lo habrían dado, si no hubiera existido la promesa de una placa de bronce, pero no puedo evitar preocuparme, porque la placa de bronce no puede sino promover los motivos incorrectos. Y esa promesa de ser nombrado en la revista Review and Herald, o en cualquier revista del sindicato al que pertenecen. Eso me preocupa, queridos amigos. También me preocupa, francamente, ¿qué pasaría con nuestros diezmos y ofrendas si dejaran de ser un gasto deducible? ¿Me están escuchando? Les estoy hablando francamente. Queridos amigos, ¿por qué damos tan bondadosamente? ¿Es verdaderamente por amor a Dios, o hay algún otro motivo encubierto egoísta? Un corazón egoísta puede ejecutar ¿qué? Obras generosas. Y a propósito, No importa cuán benevolentes parezcan ser esas obras, si son motivadas por el egoísmo no son tan atractivas para quienes las reciben. Y no tienen una influencia positiva sobre el corazón, ¿no es así? Porque, aunque se ven bien, hieden a egoísmo. Y ésa es precisamente la razón por la cual los sepulcros blanqueados no son buenos ganadores de almas. ¿Escucharon lo que acabo de decir? No importa cuán bien se conduzcan, no importa cuántas buenas obras hagan por otros, si el hombre muerto está detrás de todo, esa naturaleza egoísta, tiene una pestilencia, hiede a egoísmo, y la gente no es atraída hacia Cristo debido a esas “buenas obras”. ¿Decimos “amén”? {Amén}

Y quizás hemos señalado precisamente la razón por la cual algunos de nuestros proyectos comunitarios no son tan exitosos en ganar almas como nos gustaría que fueran. Siento mucho siquiera tener que decir esta clase de cosas, pero, queridos amigos, tenemos que hacer un examen de conciencia en estas áreas. ¿Decimos “amén”? {Amén} “Un corazón egoísta puede ejecutar obras generosas.” Ahora, a la luz de lo que acabamos de leer, ¿se dan cuenta cuán razonable es hacer la siguiente pregunta?

Regresemos a nuestra declaración, El Camino a Cristo, página 58: “¿De qué medio nos valdremos, entonces, para saber a qué clase pertenecemos?” ¿Podemos determinar con certeza a quién pertenecemos, de qué lado estamos, en base a nuestra conducta? No, porque podemos estar haciendo todo lo correcto, aún cosas atractivas, admirables, generosas, pero por razones egoístas. De modo que, ¿de qué medio nos valdremos, para saber a qué clase pertenecemos? Las siguientes preguntas contestan esa pregunta. Y éstas son las preguntas de prueba que quiero que hagan queridos hermanos, ésta es especialmente la operación a corazón abierto. ¿Cuáles son las preguntas, las preguntas de la prueba, las verdaderas preguntas determinativas mediante las cuales nos evaluarnos?

Número uno: “¿Quién posee nuestro corazón?” ¿Cuál es? “¿Quién posee nuestro corazón?” En otras palabras, ¿a quién amamos supremamente? ¿Qué amamos supremamente? ¿Cómo podemos saber eso? Siguiente pregunta: “¿Con quién están nuestros pensamientos?” Porque, lo que más amamos es inevitablemente en lo que más pensamos. ¿Me están siguiendo? De modo que si quieren saber qué es lo que más aman, pregúntense qué es en lo que más piensan. ¿Y qué nos ayuda a entender qué es en lo que más pensamos?

Siguiente pregunta: “¿De quién nos gusta hablar?” ¿Por qué nos ayuda esto tanto? “De la abundancia del corazón”, ¿qué? “habla la boca.” {Mt 12:34} ¿Quiere saber en qué piensa más que nada? Inevitablemente es de lo que más hablan. ¿Decimos “amén”? {Amén} ¿Y saben de qué hablamos más que nada la mayoría de nosotros ? Vamos… De nosotros mismos. Tenemos un ídolo, ¿no es así? Porque lo que adoramos es de lo que más hablamos. “¿De quién nos gusta hablar?”

Siguiente pregunta: “¿Para quién son nuestros más ardientes afectos y nuestras mejores energías?” Si somos de Cristo, nuestros pensamientos están con Él. y nuestros más gratos pensamientos son para Él. Todo lo que tenemos y somos lo hemos consagrado a Él. Deseamos vehementemente ser semejantes a Él, tener su Espíritu, hacer Su voluntad y agradarle en todo.” Queridos amigos, ésa es una experiencia cristiana genuina.

Mi pregunta es, ¿es ésa su experiencia? Oh hermano, hermana, si no es así, entonces usted debe correr a la cruz, y exclamar junto con David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí.” {Sal 51:10} ¿Nos ponemos de pie para orar?

Padre nuestro que estás en los cielos, hemos estado estudiando nuestro papel cooperativo esencial. Si es que hemos de ser cambiados de gloria en gloria, debemos obedecer, por amor a Cristo, la ley del amor, que el Espíritu Santo está grabando en nuestros corazones. Pero Padre, estamos tan predispuestos a seguir una obediencia falsa y nominal, una obediencia externa que sólo cumple con la letra de la ley. Y nos tiene engañados, haciéndonos pensar que somos algo que no somos porque tenemos sepulcros blanqueados tan bellamente decorados. Es una apariencia de piedad tan extraordinaria, que pensamos que somos “ricos, enriquecidos de bienes, y que de ninguna cosa tenemos necesidad.” Por favor Señor, ayúdanos a ver qué es lo que está detrás de todo. Ayúdanos a ser sinceros con nosotros mismos. Unge nuestros ojos con colirio y ayúdanos a ver el motivo. Tal vez no es amor genuino, tal vez es egoísmo. Y Padre, si descubrimos eso, ayúdanos a darnos cuenta de que tienes una solución. Es un corazón nuevo. Continúa estando con nosotros al estudiar más acerca de nuestro papel cooperativo, es nuestra oración en el nombre de Jesús. Amén.

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