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Se dice que el desarrollo del carácter es la obra más importante que jamás haya sido confiada a los seres humanos. Durante la siguiente hora exploraremos tanto nuestro privilegio como nuestra responsabilidad de asemejarnos al carácter de Cristo. Acompáñenos en esta poderosa hora de renovación personal mientras el Pastor Stephen Wallace nos lleva “De Gloria en Gloria”.

Buenas noches, buenas noches y bienvenidos, para continuar en nuestros estudios titulados “De Gloria en Gloria”, un seminario sobre los principios del desarrollo del carácter cristiano. Nos hemos estado enfocando en cómo podemos conquistar el factor de oposición. Nuestra meta en la construcción del carácter cristiano es controlar la mente, guardar el corazón con toda diligencia. {Prov 4:23} De hecho, al punto en que estemos llevando ¿qué? …todo pensamiento en cautividad a la obediencia a Cristo. {1 Cor 10:5} Eso no puede ser hecho a excepción de que tengamos un nuevo corazón, y entonces, sólo por el esfuerzo perseverante combinado con el poder divino. {LDE 207.3} ¿Por qué? ¿Por qué requiere tal esfuerzo perseverante? Debido al factor de oposición llamado la carne, que aún permanece aunque ya no reina. “El deseo de la carne es contra el Espíritu” {Gál 5:17} y tenemos que triunfar sobre este factor de oposición, ¿cómo? Peleando la buena batalla de la fe con todo nuestro poder. {1 Tim 6:12} Recuerden, ésa es la promesa que hemos estado viendo. “Ustedes conquistarán”. {5T 513.3} Pero todas las promesas son condicionales, ¿y cuál es el segundo aspecto de la promesa? “Si peleas la buena batalla de la fe con todo tu poder”. Ahora bien, en nuestros dos últimos estudios, nos enfocamos meticulosamente en lo que significa pelear la buena batalla de la fe. Comenzando esta noche, y por el tiempo que el Espíritu nos mantenga en este tópico, nos tenemos que enfocar en el papel de la voluntad. En palabras de la inspiración, mis queridos amigos, “todo depende de la acción correcta de la voluntad”. {SC 47.1} No hay un actor más crucial y clave en la experiencia cristiana, en lo que se refiere a sus facultades, que la voluntad. Es muy importante que entendamos cómo se ejerce correctamente si vamos a superar el factor de oposición, aprender a cooperar con el poder transformador del Espíritu Santo, y ser cambiados de gloria en gloria. Las cosas espirituales, repito, sólo son, ¿qué? …discernidas espiritualmente, {1 Cor 2:13-14} y esta noche tenemos un tópico muy espiritual; por eso hoy pido que eleven sus plegarias en mi nombre y quiero alentarlos enfáticamente a que oren en nombre de ustedes mismos. Como es nuestra práctica habitual, únanse entonces a mí para estar unos momentos de rodillas en silenciosa oración. Padre nuestro que estás en los cielos, en el nombre de Jesucristo, el Señor nuestra Justicia, vengo a regocijarme en el privilegio de estar de pie frente a Ti en la persona del infinitamente justo Redentor, Intercesor, Mediador, el Señor que es nuestra Justicia. Te agradecemos, Padre, por que nos recibas tan plena y libremente como lo haces con tu propio Hijo, y Te agradecemos por que cuando Le dijiste a Él: “Éste es Mi amado Hijo, en quien me complazco”, Tú nos incluiste en ese veredicto pues nosotros, por la fe, nos encontramos en Él. Padre, te agradecemos tanto por el privilegio de estudiar Tu Palabra esta noche, que es para lo que nos hemos reunido. Pero Señor, queremos reconocer que nos hemos reunido en vano a menos que Te unas a nosotros y nos bendigas con la efusión de Tu Espíritu Santo. Nuestras facultades mentales y espirituales están tan seriamente deterioradas por el pecado, especialmente después de 6.000 años, que no tenemos lo que se necesita en y de nosotros mismos. Entonces por favor, por un milagro de gracia, agiliza y energiza nuestras facultades espirituales, y permítenos captar la verdad con el intelecto, abrazarla con los afectos, y, fundamentalmente, someternos a ella con la voluntad. Padre, ayúdanos a comprender, especialmente esta noche, el papel de la voluntad en lo que se refiere a experimentar el poder liberador y santificador de la verdad en nuestras vidas. Guía y dirige mis pensamientos y palabras. Haz que diga lo que Tú quieres que diga, nada más, nada menos. Por favor dígnate a hacer uso de mí, por un milagro de gracia, para que Cristo pueda ser glorificado y para que Su iglesia pueda ser edificada. Ésta es mi plegaria en el nombre de Jesús. Amén Anoche, como es habitual, se nos acabó el tiempo y hay una declaración que tengo que compartir con ustedes. Habíamos advertido que era imperativo aprender cómo pelear la buena batalla de la fe, si vamos a conquistar, y Pablo nos dice en 2 Timoteo 4:7-8, “Yo he”, ¿qué? “peleado la buena batalla, he acabado la carrera … Por lo demás, me está”, ¿qué? “me está guardada la corona”, una corona. Mis queridos amigos, el pelear la buena batalla de la fe, como recordarán, espero, requiere que nosotros, por la fe, nos consideremos crucificados con Cristo. {Rom 6:11} ¿Amén? Es sólo haciendo eso que podemos impedir que el pecado reine en nuestros cuerpos mortales, y evitar el satisfacer sus deseos, ¿y qué es lo que hace la fe? Está muy estrechamente relacionado con nuestro tópico de esta noche, por lo tanto tenemos que reverlo. Hace cuatro cosas; ¿recuerdan esos cuatro pasos? La fe está íntimamente asociada con la Palabra de Dios, ¿verdad? “La fe viene por”, ¿qué? “…por el oír”. {Rom 10:17} Entonces, en primer lugar, la fe oye la Palabra de Dios. En segundo lugar, la fe cree que Dios tiene el poder de hacer realidad lo que dice. ¿Por qué? Porque la Palabra de Dios no es una palabra común. “Porque Él dijo y fue hecho; Él mandó y existió”. {Sal 33:9} Hay poder creativo en la Palabra de Dios para hacer realidad lo que Él declara. La fe cree que Dios puede hacer realidad lo que Él declara, y entonces la fe procede, paso tres, a darle permiso a Dios para que lo haga realidad en nuestra vida personal. Consiente al cumplimiento de la voluntad de Dios en nosotros. Es por eso que la palabra hebrea que se traduce como “creer” es “aman” ¿y qué palabra obtenemos de ella? “Amén”, que significa, ¿qué? “Que así sea”. Paso tres, la fe, en otras palabras, somete la voluntad, nuestra voluntad, a la voluntad de Dios. Eso es parte de la fe salvadora, y después paso cuatro, ¿cuál es? La verdadera fe salvadora no sólo somete la voluntad a la voluntad de Dios, la fe salvadora toma la decisión de ACTUAR de acuerdo a la Palabra de Dios, y confía en que Él nos da la fuerza para hacerlo. ¿Han ido siguiendo esto? …y son esos dos últimos pasos, mis queridos amigos, los que involucran a la voluntad, y es por eso que el estudio de esta noche está tan estrechamente asociado con el estudio de la batalla de la fe. Pero lo que quería compartir con ustedes al final del estudio de anoche, era que la batalla de la fe requería de nosotros considerarnos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por lo tanto, podemos, ¿qué? …impedirle al pecado que reine, Romanos 6:12… Romanos 6:11-12. Es sobre la base de nuestro reconocimiento por la fe de que estamos crucificados con Cristo, que podemos proceder a evitar ser tiranizados por el viejo hombre, porque está, ¿qué? Está muerto, y los muertos nada saben. {Ecl 9:5} Un hombre muerto no puede regir sobre ustedes. Pero eso requiere morir, ¿con qué frecuencia mis queridos amigos? “Cada día”, ¿qué? “Cada día muero”. {1 Cor 15:31} Cada día debemos llevar nuestra cruz, y es sólo cuando peleamos la buena batalla de la fe, y llevamos la cruz cada día considerándonos crucificados con Cristo cada día, que podemos esperar poder llevar un día la corona. No se puede llevar la corona sin, ¿qué? Llevar la cruz, {3T 67.1} y tocamos ese tema anoche pero se nos acabó el tiempo. No se puede llevar la corona sin llevar la cruz, y, mis queridos amigos, los hemos instado no solamente a estar dispuestos a llevar la cruz, sino también a reconocerla como su mayor bendición, y a regocijarse en el privilegio de llevar la cruz. {HP 72.2; 3T 481.1} ¿Por qué? Precisamente porque el sufrimiento de llevar la cruz es la cosa más maravillosa que Dios ha diseñado para prepararnos para la gloria de llevar la corona. ¿Amén? ¿Recuerdan eso? En las Escrituras sistemáticamente hay una relación directa entre sufrimiento y gloria. La encontrarán una y otra vez en la Biblia. ¿Una relación directa entre, qué? Sufrimiento y gloria, y cuanto mayor es el sufrimiento, tanto mayor es la gloria. Ésa es la razón por la que quería tanto compartir la última declaración con ustedes. Se encuentra en la parte inferior de la página 56, Reflejando a Cristo, página 350 (del inglés): “Nos regocijaremos en la tribulación y tendremos en cuenta la recompensa del premio, el ‘cada vez más excedente y eterno peso de gloria'”. {2 Cor 4:17} De hecho, el sufrimiento no es digno de ser comparado con la gloria, ¿verdad? Sigo leyendo: “No murmuraremos porque tenemos pruebas… cada prueba bien soportada aquí, solamente nos hará ricos en…”, ¿qué? “en gloria”. ¿Amén? “Yo ansío la parte del sufrimiento”. ¿No es una declaración notable? Cuando la leí por primera vez, quedé asombrado. Éste es el testimonio personal de Ellen White: “Yo ansío la parte del sufrimiento”. ¿Cómo puede alguien decir tal cosa? ¿Tienen que ser masoquistas para decir tal cosa? No, pero tienen que entender lo que el sufrimiento hace por ustedes. Escuchen: “Yo ansío la parte del sufrimiento. No iría al cielo sin sufrimiento, aun si pudiera, y ver a Jesús que sufrió tanto por nosotros para comprar para nosotros tan rica herencia… No, no. Permítanme perfeccionarme a través del sufrimiento. Ansío ser partícipe con Cristo de Sus sufrimientos, porque si lo soy, sé que seré partícipe con Él de Su gloria”. ¿Amén? ¿Ven, mis queridos amigos?, sin sufrimiento, no hay gloria. Cuanto mayor es el sufrimiento, tanto mayor es la gloria. No es de extrañar que diga: “Yo ansío la parte del sufrimiento”. Sin mencionar el hecho de que cuanto más suframos por el amor de Cristo aquí y ahora, tanto más nos podremos identificar con Él, y apreciar Su amor por nosotros. Ahora, apliquemos lo que hemos aprendido acerca de la fe y sus cuatro pasos… al estudio de esta noche. Recuerden que los pasos tres y cuatro ambas involucran, ¿qué? La voluntad. El paso tres somete la voluntad a Dios, dándole permiso a Dios para hacer realidad lo que Él desea en nuestras vidas, y después en el paso cuatro, la voluntad hace algo más que sólo someterse. La voluntad coopera activamente, confiando en que Dios nos da el poder de cumplir Su voluntad, y nos remitimos a Abraham, nuevamente, para ilustrarlo. Cuando Dios le dijo a Abraham que sería padre de muchedumbre de gentes, {Gn 12:2} él escuchó la palabra. Él creyó que Dios tenía el poder de hacerlo realidad porque hay poder creativo en la Palabra de Dios y aún cuando su cuerpo de cien años era tan bueno como si estuviera muerto, sin mencionar el útero de Sarah, él creyó que había poder creativo en la Palabra de Dios, y así, creyendo esto, le dio permiso a Dios para hacerlo realidad. “Que así sea, amén”, dijo. “Que así sea en mi vida”, y entonces procedió a actuar en consecuencia, y fue concebido Isaac… porque Dios tuvo el poder de dar vida donde sólo había muerte. Hay poder creativo en la Palabra de Dios. Ahora, teniendo eso en cuenta, enfoquémonos en el papel de la voluntad en la conquista del factor de oposición llamado la carne. Titulamos la lección de esta noche: “Escoged Hoy”, y ese título está tomado de Josué 24:15. Me encanta; es el último sermón de Josué a sus hijos amados, pero tercos y rebeldes. Por supuesto, el liderazgo sobre ellos le fue entregado a él por medio de Moisés, y eso en sí mismo es significativo. Verán, Moisés está particularmente asociado con, ¿qué? …la ley, y la ley no podría llevarnos a la Tierra Prometida. Pero la ley es nuestro maestro para guiarnos ¿a dónde? …a Jesús, {Gál 3:24} y ustedes saben, por supuesto, que Jesús es simplemente la versión griega de Josué. Tienen el mismo nombre. ¿Entonces ven ustedes el profundo objetivo de la lección? Moisés trae a los hijos de Israel a Josué, el Jesús antitípico, y éste los lleva a la Tierra Prometida, y mientras están luchando bajo su mando, son victoriosos, ¿verdad? Pero finalmente, la edad comienza a afectarlo. A propósito, él es uno de los dos únicos que hicieron el viaje entero desde Egipto a la Tierra Prometida. ¿Quién es el otro? Caleb. Todos los demás han muerto en el desierto y su propia muerte está cercana. Él es anciano, pero todavía tiene un corazón lleno de amor por sus hijos, y los reúne para darles una última alocución para levantar su moral, y ésta es poderosa. Tomémosla de Josué 23:14. Imagínenselo allí, parado sobre la saliente de una roca, con miles, quizás cientos de miles -quién sabe cuántos?- de israelitas reunidos allí en la llanura, y predicándoles su corazón -sin un micrófono de solapa puesto. Ése era un hombre; ése era un hombre. ¿Qué es lo que dice? Versículo 14: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad, y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto. ¡Servid a Jehová!” Grita desde el fondo de su ser, con un corazón henchido de amor y de preocupación. “Servid al Señor”, y al volver a él el eco de su voz desde las rocas en el extremo de la llanura, “Servid al Señor, servid al Señor, servid al Señor”, se detiene a considerar que si van a servir al Señor, deben primero elegir hacerlo, y así, recobra el aliento y agrega estas palabras muy familiares. Versículo 15: “…y si mal os parece servir a Jehová, escoged hoy a quien serviréis”, y para alentarlos a tomar la decisión correcta, comparte con ellos la suya. “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová”. Me encanta ese versículo… ¡me encanta ese versículo! “Serviremos al Señor”. ¿Por qué serviría Josué al Señor? Porque quería servir al Señor, y lo que sea que queramos hacer, lo haremos. Insisto en que no es una coincidencia que podamos formar el futuro de cualquier verbo en la lengua inglesa simplemente anteponiéndole la palabra de cuatro letras W-I-L-L (“voluntad” en español). Nos iremos a casa esta noche, después del último estudio y no antes. ¿Por qué? Porque así lo queremos, y lo que sea que queramos hacer, lo haremos. ¿Por qué es ése el caso, mis queridos amigos? ¿Por qué es ése el caso? Es en razón de lo que es la voluntad. ¿Y qué es la voluntad? Educación, página 289 (del inglés): “La voluntad es el”, ¿qué? “el poder que gobierna en la naturaleza del hombre, el poder de decidir, o de elegir. Todo ser humano dotado de razón tiene el poder de elegir lo correcto. En cada experiencia de vida, la palabra de Dios para nosotros es: ‘Escoged hoy a quién serviréis'”. ¡Notable declaración! Antes que nada, ¿qué es la voluntad? Es el poder que gobierna en la naturaleza del hombre. El poder de decidir, el poder de elegir. ¿Ven?, todo lo que decimos, todo lo que hacemos está determinado por, ¿qué? La voluntad, el gobernante, y adviertan la última frase: “En cada experiencia de vida, la palabra de Dios para nosotros es: ‘Escoged hoy a quien serviréis'”. ¿Qué incluye eso? Todo. ¿Realmente es verdad que en cada experiencia de vida, la palabra de Dios para nosotros es, “Escoged hoy a quien serviréis”? ¡Sí! ¿Pero por qué es cierto? Mis queridos amigos, por lo que ya hemos dicho. El cristiano, cuando él o ella es vuelto a nacer, recibe una naturaleza espiritual… pero todavía tiene, ¿qué? …una naturaleza carnal; ya no reina, pero todavía permanece, ¿y cuál es su experiencia? Gálatas 5:17, “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y éstos”, ¿qué? “se oponen entre sí”. En otras palabras… y recuerden que la palabra “desear” está en el tiempo presente activo en griego. Lo que Pablo está diciendo literalmente es que la carne está continuamente deseando en contra del Espíritu y el Espíritu continuamente en contra de la carne, y éstos, ¿qué? Estos dos juegos de deseos son, ¿qué? opuestos entre sí. ¡Opuestos! Vean, la carne, en cualquier experiencia dada, la carne quiere que ustedes respondan sobre el principio del egoísmo. ¿Me siguen? Mientras que la naturaleza espiritual, el nuevo corazón, quiere que ustedes respondan sobre el principio de, ¿qué? Del amor. Amor abnegado y desinteresado, y éstos son, ¿qué? Estos dos deseos son, ¿qué? Opuestos entre sí. Son opuestos. Ésa es precisamente la razón por la cual Jesús dice: “Ningún hombre PUEDE servir a dos amos”. {Mt 6:24} Él no dice: “Ningún hombre SERVIRÁ…” Él dice: “Ningún hombre”, ¿qué? “PUEDE servir”. ¿Por qué? Porque es imposible. ¿Por qué? ¡Porque los deseos son opuestos! No hay nada que elijan hacer que mantenga felices a la carne y al Espíritu al mismo tiempo. ¿Estamos todos de acuerdo? Por lo tanto, ¿qué deben hacer? Ustedes deben elegir, este día, en este momento, en cada experiencia de vida, a cuál de ellos van a servir. ¿Van a satisfacer los deseos de la carne? ¿O van a satisfacer los deseos del Espíritu? ¡Tienen que elegir! ¿Comienzan a ver, mis queridos amigos, el papel clave, crucial, de este poder que rige la naturaleza humana llamado la voluntad? Todo está en juego aquí. Todo depende aquí de la acción correcta de la voluntad. Pero hay un problema muy, muy serio que tenemos que reconocer, y es que, por naturaleza… ¿por qué? Por naturaleza, a causa de la caída, la voluntad humana es totalmente incapaz de elegir correctamente. Efectivamente, por naturaleza, a causa de la caída, la voluntad humana está sometida al pecado, al yo, y a Satanás, {AA 560.3} y todo lo que es capaz de hacer es consentir los deseos de la carne, por lo menos –tengan presente esto- por lo menos, en la intimidad de nuestra mente. Sin embargo, si la motivación del ego es suficiente, podríamos ser capaces de apretar los dientes y evitar satisfacer a la carne a nivel del comportamiento. Porque, después de todo, sería empañar nuestra reputación, o nos podríamos meter en problemas. ¿Están escuchando lo que estoy tratando de sugerir aquí? Por naturaleza, la voluntad humana, con la suficiente motivación del ego, puede mantener la tapa sobre su comportamiento, mis amigos. Pero la voluntad humana no es capaz, por naturaleza, de rehusarse a satisfacer los deseos de la carne en el reino de la mente. Por naturaleza, no puede. ¿Por qué es ése el caso? Porque ha sido vendida. Ha sido vendida. ¿Quién la vendió? Adán. Escuchen: Testimonios, Volumen 5, página 515 (del inglés): “Pero deben recordar que su voluntad es la fuente de todas sus acciones. Esta voluntad, que constituye un factor tan importante en el carácter del hombre, en la caída le fue entregada al control de Satanás”. ¿Está claro eso? No puede ser más claro: “Y desde entonces ha estado obrando en el hombre tanto el querer como el hacer, según su voluntad, pero para la total ruina y miseria del hombre”. Hace 6.000 años, mis queridos amigos, en el Jardín del Edén, Adán, el padre y representante de la raza, vendió la voluntad humana sometiéndola al pecado, al yo, y a Satanás. Ésa es la mala noticia. ¿Están preparados para la buena noticia? Lo que el primer Adán vendió, el segundo Adán lo compró de nuevo y a un costo infinito, ciertamente con Su propia sangre, redimió a la voluntad humana. ¿Amén? Escuchen. El siguiente párrafo, misma página, Testimonios, Volumen 5, página 515: “Pero el infinito sacrificio de Dios al dar a Jesús, Su amado Hijo, en sacrificio por el pecado, Le permite decir, sin violar un sólo principio de Su ministerio: ‘Sometedla a Mí; dadme a Mí esa voluntad; quitadla del control de Satanás, y Yo tomaré posesión de ella; ENTONCES, entonces Yo podré obrar en vosotros así el querer como el hacer, por Mi buena voluntad'”. Ahora escuchen esta última frase: “Cuando Él les da a ustedes la mente de Cristo, su voluntad se vuelve Su voluntad, y su carácter es transformado para asemejarse al carácter de Cristo”. ¿Ven ustedes el papel de la voluntad en el desarrollo de un carácter semejante al de Cristo? Mis queridos amigos, ¿cuándo y sólo cuándo es que nuestro carácter es transformado para asemejarse al carácter de Cristo? -sólo cuando nuestra voluntad se convierte en Su voluntad, ¿Y cuándo es que nuestra voluntad se convierte en Su voluntad? -sólo cuando nosotros reconocemos que por naturaleza está sometida al pecado, al yo y a Satanás, pero que por la gracia ha sido redimida por la sangre de Jesucristo, y entonces personalmente aceptamos esa redención. ¿Escucharon lo que acabo de decir? Personalmente aceptamos esa redención, yendo al pie de la cruz y diciendo: “Señor Jesús, Te agradezco que hayas redimido mi voluntad. Yo elijo ahora sobre la base de la libertad que Tú has comprado a un costo infinito, yo elijo ahora, en Tu poder, quitar mi voluntad de su natural sumisión al pecado, al yo y a Satanás, y te la doy a Tí, Señor. Toma Tú posesión de mi voluntad”. Mi querido hermano, mi querida hermana, nadie –escuchen- nadie puede hacer eso por ti. ¡Nadie puede hacer eso por ti! Sólo tú puedes hacer eso; ni siquiera Jesús hará eso por ti. Ni siquiera el Espíritu Santo hará eso por ti. Jesús te motivará poderosamente por Su amor para hacerlo, y el Espíritu Santo está listo para darte energía y poder para hacerlo, pero ninguno de ellos lo hará por ti. Porque si lo hicieran por ti, sería haciendo, ¿qué? Sería violando tu libre albedrío. Mi hermano, mi hermana, Cristo no fue a la cruz y pagó el infinito precio para redimir tu voluntad de su tiránica sumisión al pecado, al yo y a Satanás, sólo para ponerla en sumisión a Él. ¡Él fue a la cruz para liberarla realmente! ¿Amén? {Amén} ¡Él fue a la cruz para liberarla realmente! Por favor vayan a la cruz; acepten la redención, personalmente, y sometan su voluntad al Señorío de Jesucristo. Ésa es la única manera en que puedan transformar su carácter para que se asemeje al carácter de Cristo. Vean, El Camino a Cristo, página 47 (del inglés): “No podemos cambiar nuestro corazón”. ¿Escucharon eso? “No podemos cambiar nuestro corazón”. ¿Cuál es el propósito del desarrollo del carácter? Es guardar el corazón con toda diligencia. {Prov 4:23} Es ser transformados por la renovación de nuestra mente. {Rom 12:2} ¡Es tener un cambio de corazón! …y, sin embargo, qué acabamos de leer? “No podemos cambiar nuestro corazón, ni dar por nosotros mismos los afectos a Dios”. Bien, ¿qué podemos hacer? ¡Escuchen! “Pero podemos elegir servirle.” ¿Escucho un “amén”? {Amén} “Podemos darle nuestra voluntad, para que Él obre en nosotros, así el querer como el hacer, según Su voluntad. De ese modo, nuestra naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Cristo; nuestros afectos se concentrarán en Él, y nuestros pensamientos se pondrán en armonía con Él”. Afectos y pensamientos, ¿de qué estamos hablando? Del carácter. Ésa es la definición de carácter, “pensamientos y sentimientos combinados”, sobre la que trabajamos. {5T 310.1} Por favor, adviertan que cuando le damos a Él nuestra voluntad, entonces y sólo entonces Él podrá… “obrar en nosotros, así el querer como el hacer, según Su voluntad “. {Flp 2:13} Sin embargo, aquí se plantea una pregunta muy importante. Por favor trabajen conmigo en esto. ¿Cómo, sin embargo, CÓMO propone Cristo obrar en nosotros, “para obrar en nosotros, así el querer como el hacer, según Su voluntad” cuando Le damos nuestra voluntad? ¿Propone Él producir el querer y el hacer por ustedes? ¿O propone motivarlos y darles poder para que produzcan el querer y el hacer en Su fuerza? ¿Cuál de ellas es? Un poco de coraje… les voy a dar esas opciones otra vez. Cuando Le damos nuestra voluntad, Él, se nos dice, puede obrar en nosotros “así el querer como el hacer, según Su voluntad”. Mi pregunta es ¿cómo propone Él hacer eso? ¿Produciendo el querer y el hacer por nosotros? ¿O motivándonos y dándonos poder para que produzcamos el querer y el hacer en Su fuerza? ¿Cuál de ellas es? ¿Opción uno o dos? Es opción dos. Es opción dos; por favor sepan eso. Permítanme darles un par de opciones más. Cuando Le damos nuestra voluntad, Él puede obrar en nosotros, así el querer como el hacer, según Su voluntad, ¿pero cómo? ¿Sin nuestros esfuerzos? ¿O a través de nuestros esfuerzos? Otra vez es opción dos. Dios sea misericordioso, tengo una tremenda carga para que ustedes se concentren cuidadosamente conmigo en este tema. ¿Por qué? Porque hay mucha confusión entre nosotros como pueblo Precisamente sobre este tema. Vean, hay una doctrina falsa muy, muy popular entre nosotros como pueblo sobre este mismísimo tema. De hecho, iré tan lejos como para llamarlo herejía, y tengo una preocupación muy profunda al respecto. Y ha hecho una significativa irrupción en el pensamiento de muchas personas y ha influenciado grandemente su experiencia cristiana. ¿Cuál es esta falsa enseñanza? ¿Esta herejía por la que estoy tan preocupado? Nace de una reacción excesiva al legalismo, y debido a que esta amada iglesia nuestra ha tenido su cuota de legalismo a lo largo de los años, ha habido muchos que se han levantado contra la marea del legalismo. Pero a veces, tendemos a perder nuestro equilibrio, y al tratar de sacar a las personas de la cuneta del legalismo, caemos hacia atrás en la cuneta de la gracia barata. Ahora bien, comprendan que parte del problema es el fracaso en reconocer que el esfuerzo humano no es categóricamente el legalismo, y espero que hayamos llegado a entender esto muy claramente. Hemos tocado este tema en estudios previos. ¿Qué hace del esfuerzo humano legalismo o no? Es el motivo detrás del mismo. ¿Amén? Si yo estoy poniendo en acción el esfuerzo humano para ganar la aceptación o la salvación, ¿eso es qué? Legalismo, sin duda. Pero, mis queridos amigos, si estoy poniendo en acción el esfuerzo humano porque amo y aprecio tanto a Jesús por el don gratuito de la aceptación, el don gratuito de la salvación, y quiero hacer y ser todo lo que puedo para mostrarle mi amor y gratitud, y representarlo correctamente, y permitirle cambiarme para ser idóneo para vivir con Él para siempre en la presencia del Dios santo y en compañía de seres santos, ¿es eso legalismo? Por supuesto que no, enfáticamente no, ésa es fe que obra por amor y purifica el alma. {CTr 220.3} ¿Amén? Por favor, por favor no tengan una reacción automática hacia… hacia el esfuerzo humano. No es categóricamente legalismo, es el motivo detrás del mismo. y esta falsa enseñanza de la que estoy tratando de advertirles aquí, ha fracasado en distinguir entre el esfuerzo humano que es legalista, y aquél que es motivado por el amor, respuesta de gratitud… a Jesús por el don gratuito de la salvación. Ahora bien, esta falsa enseñanza es una especie muy pasiva de teología del “dejarse llevar, dejar a Dios”, donde ustedes simplemente se someten a Jesús, y es sabido que deben someter su voluntad a Jesús, pero luego enseña que Él toma posesión de su voluntad, y la acciona, la ejerce por ustedes de allí en adelante. La ejerce, ¿qué? Por ustedes de allí en adelante. Es como si la voluntad fuera un guante, y sí, es sabido que se requiere un cierto grado de compromiso para darle ese guante a Jesús, pero una vez que Se lo dan Él pone su mano dentro y lo maneja por ustedes. Mis queridos amigos, ¿es eso lo que hace Jesús cuando Le damos nuestra voluntad? Absoluta, enfáticamente, no. Eso es lo que hace Satanás si le damos nuestra voluntad. La voluntad no es un guante; la voluntad es una mano paralizada… Terriblemente incapacitada, e imposibilitada de funcionar correctamente debido a la enfermedad del pecado. ¿Van siguiendo esto? Pero cuando le damos esa mano paralizada a Jesús, ¿qué es lo que hace? Él la cura, para que podamos, ¿qué? Ejercitarla en armonía con Su voluntad. ¿Pero quién está ejercitando la mano? Nosotros, ¿pero en la fuerza de quién? En la Suya. ¿Hay alguna diferencia aquí? Ya lo creo que hay una diferencia. Hay una diferencia vital, mis queridos amigos. Por favor comprendan que cuando le damos nuestra voluntad a Jesucristo, Él no propone producir el querer y el hacer por nosotros, sino que propone darnos el poder y motivarnos para que produzcamos el querer y el hacer en Su fuerza. Miren la claridad con la que Pablo trata esto. Van a tener que ver la lengua original conmigo. Filipenses 2:12-13, Versículo 12, tomémoslo cerca del medio: “Ocupaos en vuestra salvación con”, ¿qué? “temor y temblor”; ¿Eso suena casi como qué? ¿Eso suena casi como qué? Legalismo. Mis queridos amigos, por favor, por favor no se apresuren a hacer conclusiones aquí. Pablo no se ha equivocado. No se ha deslizado hacia su viejo modo farisaico. “Toda la Escritura es inspirada por Dios”. {2 Tim 3:16} ¿Amén? Incluyendo Filipenses 2:12. Por favor adviertan algunas cosas importantes aquí. Antes que nada, él dice: “ocupaos en”; no dice, “ocupaos para”. ¿Hay alguna diferencia aquí? Sí. No tenemos que trabajar PARA nuestra salvación, sino que tenemos que “trabajar” nuestra propia salvación. En otras palabras, tenemos que trabajar aquello en lo que Dios trabaja, ¿y estamos hablando aquí de justificación? No, en el contexto del que estamos hablando, ¿qué es? Santificación. Siendo salvos de la tiranía del pecado, del yo y de Satanás, por el poder del Espíritu Santo que Dios pone en nosotros, podemos trabajar en nuestra experiencia esa liberación proveniente del evangelio -ese poder del evangelio que nos puede liberar. Tenemos que trabajar aquello en lo que Dios trabaja. Ahora bien, incluso en ese dominio, sin embargo, ¿cuál es la única forma en que podemos trabajar exitosamente? Versículo 13: “porque Dios es el que en vosotros”, ¿qué? “produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad”. Ahora, por favor, adviertan algo muy importante aquí. “El verbo griego que está traducido “produce” en ustedes, es el verbo “energeo”. “Energeo”. Ahora, si ustedes suavizan la “g”, ¿qué palabra escuchan? Si ustedes suavizan la “g”, ¿qué palabra escuchan? Energía, energizar. De este verbo griego es que viene nuestro verbo español “energizar”. Por favor comprendan qué es lo que Pablo está diciendo literalmente. “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es quien”, ¿qué? los energiza “para querer y actuar a Su buena voluntad”. ¿Está claro? ¿Propone Él producir el querer y el hacer por ustedes? ¿Lo hace? No. ¿Qué es lo que propone hacer? Él propone energizarlos, darles poder, para motivarlos a producir el querer y el hacer en Su fuerza. Ya ven que ése es un matiz muy importante que hay que interpretar, mis queridos amigos, muy importante de comprender. Mount of Blessing, página 62: “Dios no diseñó que nuestra voluntad debe ser destruida, porque es sólo a través de su ejercicio que podemos lograr lo que Él quiere que hagamos. Debemos darle nuestra voluntad a Él, para poder recibirla de nuevo”, interesante, “purificada y refinada y tan ligada en sintonía con lo Divino que Él pueda verter a través de nosotros las mareas de Su amor y poder”. Cuando Le damos nuestra voluntad, ¿toma control de ella y la acciona por nosotros? No. Él la capacita y le da poder, y nos la vuelve a dar para que la ejerzamos en armonía con Su voluntad… por el amor de Jesús. Por favor comprendan eso. Ahora, ¿cómo se aplica? Esta comprensión… ¿cómo se aplica a vencer el factor de oposición de la carne? …y no permitamos que los árboles no nos dejen ver el bosque aquí. Estamos tratando de entender cómo podemos conquistar ese factor de oposición llamado la carne, cómo podemos triunfar sobre los deseos de la carne. ¿Cómo se aplica todo esto a triunfar sobre los deseos de la carne? Romanos 8:13, escuchen atentamente: “Porque si vivís conforme a la carne”, ¿qué? “moriréis; mas”, gracias a Dios hay una alternativa, “mas si por el Espíritu vosotros hacéis morir las obras de la carne”, ¿qué? “viviréis”. Hermano, hermana… por favor sepan, “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. {Gál 6:7} Si sembramos para la carne ¿qué segará de la carne? Corrupción, muerte. Pero tenemos una alternativa. ¿Cuál es esa alternativa? Involucra el hacer morir las obras de la carne. ¿Pero quién es el que hace morir las obras de la carne? ¿Quién? Escucho a algunos susurrando, el Espíritu. ¿Es eso lo que dice Pablo? Lean atentamente: “Si por el Espíritu VOSOTROS hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. ¿Quién es el que hace morir las obras de la carne? Nosotros. ¿Pero en la fuerza de quién? Del Espíritu. ¿Hay aquí una diferencia? Sí, la hay. ¿Es que el Espíritu Santo propone superar la tentación por nosotros? No, el Espíritu Santo propone permitirnos superar la tentación en Su fuerza. ¡Hay una diferencia allí! Loado sea Dios. Volvemos a esta falsa doctrina, esta peligrosa herejía por la que estoy tan preocupado de que haya logrado tales avances entre nosotros como pueblo. Se nos quiere hacer entender que cuando sometemos nuestra voluntad a Cristo, ni siquiera tenemos ya que ejercerla para superar la tentación. Él la ejercerá por nosotros. De hecho, esta falsa enseñanza va tan lejos como para decir que si tratas de ejercer tu voluntad para superar la tentación, eso es legalismo. Por cierto, puedo documentar esto. Mis queridos amigos, si ustedes creen eso, si yo creo eso, entonces bajo tentación, tengo sólo dos alternativas: o ceder o ser un legalista. Francamente, necesito una tercera alternativa. Verán, el único modo en que podemos superar la tentación es ejerciendo nuestra voluntad, y si ejercer tu voluntad para superar la tentación te hace un legalista, tienes un problema. ¿Comprenden lo que estoy explicando? Necesito comentarios. Mis queridos amigos, insisto en que NOSOTROS somos los que tenemos que hacer morir las obras de la carne. Podemos… ¡por el Espíritu! “Si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. {Rom 8:13} Escuchen cómo la inspiración desarrolla esto, cómo lo expone. La Fe por la Cual Vivo, página 91 (del inglés): “La expulsión del pecado es el acto del alma misma”. ¿Escucho un “amén”? {Amén} ¿Quién expulsa esas tentaciones cuando aparecen en la pantalla consciente de la esfera de los pensamientos? Nosotros lo hacemos, ¡el alma misma! ¿Pero por sí misma? ¿En su propia fuerza? Oh, no. Escuchen, sigo leyendo: “La expulsión del pecado es el acto del alma misma. En su gran necesidad el alma clama por un poder fuera de, y por encima de ella, y a través de la acción del Espíritu Santo las facultades más nobles de la mente son imbuidas de la fuerza para romper con la esclavitud del pecado”. ¿Ven cómo funciona eso? ¿Cuáles facultades nobles de la mente estarían particularmente involucradas en romper con la esclavitud del pecado? El poder gobernante, la voluntad. Pero debemos ejercer esa voluntad para expulsar a esa tentación. Pero sólo podemos hacerlo exitosamente imbuidos con la fuerza de lo alto. ¿Amén? El poder del Espíritu Santo. ¿Ven cómo funciona eso? ¿Les queda claro? Ahora, mis queridos amigos, por favor comprendan que si vamos a superar con éxito este factor de oposición, tenemos que reconocer nuestro esencial papel cooperativo y el lugar, el lugar correcto, del esfuerzo humano -motivado por el amor, fortalecido por el Espíritu, sí, de otro modo no puede tener éxito- pero hay un lugar esencial para el esfuerzo humano. Signs of the Times, 5 de Noviembre, 1896: “Al hombre le está asignado un papel en la gran lucha por la vida eterna. Él debe responder a la acción del Espíritu Santo. Se requerirá una lucha para vencer al poder de las tinieblas, pero el Espíritu que trabaja en él puede y va a lograrlo”. Pausemos. Sin embargo ¿cómo propone el Espíritu hacer esto? ¿Propone hacerlo por él? Escuchen: “El hombre no es un instrumento pasivo, para ser salvo en indolencia. Está llamado a tensar cada músculo en la lucha por la inmortalidad, sin embargo es Dios quien suministra la eficiencia. Ningún ser humano puede ser salvo en indolencia”. ¿Está claro? Tenemos que tensar cada músculo en esta batalla, esta buena batalla de la fe, para superar el factor de oposición de la carne con todos sus deseos. “Tensar cada músculo”, pero sólo si Dios suministra la eficiencia podemos pelear y ganar. Nuestros músculos no tienen fuerza sin el Espíritu Santo, pero el Espíritu Santo elige usar nuestros músculos. ¿Estamos todos de acuerdo? Mis amigos, si piensan que esto no es importante, por favor, piensen de nuevo. Por favor, piensen de nuevo, y estableceremos su importancia en la medida que avancemos. Esta cooperación del esfuerzo humano con el poder divino, es probablemente más tangible y comprensiblemente ilustrada en algunos de los milagros que Cristo realizó. Permítanme hacerles un poco de historia aquí, que podría ayudarlos a apreciar los milagros de sanación como modelos del plan de salvación. Verán, una de las palabras para salvación en griego, es la misma palabra que nosotros usamos para sanación (en inglés: healing). ¿Se dan cuenta de eso? Una de las palabras para salvación en griego, es la misma palabra que nosotros usamos para, ¿qué? Sanación. Por lo tanto, los milagros de sanación de Cristo eran modelos e ilustraciones de esa gran sanación de la enfermedd del pecado, conocida como salvación. ¿Han ido siguiendo esto? Podemos entonces tener, en los milagros de sanación física de Cristo, una visión de cómo Él propone curarnos de la enfermedad del pecado. ¿Sí? Veamos un par de ellos rápidamente. Mateo 12:13, es una historia familiar para ustedes. ¿Recuerdan al hombre con la mano seca? ¿Qué le dijo Jesús? “Entonces dijo a aquel hombre: ‘Extiende tu mano’ … ¿y qué es lo que hizo el hombre? ‘…y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra'”. Ahora escuchen el comentario inspirado sobre ese notable incidente. Signs of the Times, 6 de Octubre, 1887: “Jesús dijo al hombre que tenía seca una mano: ‘Extiende tu mano’. El afligido hombre pudo haber dicho, ‘Señor, no la he usado durante años; cúrala primero, y luego yo la extenderé’. Pero en lugar de esto, cuando Jesús le ordenó extenderla, él ejerció el poder de su voluntad, y la movió como si estuviera sana. El mismísimo ejercicio del poder de la voluntad fue evidencia para Jesús de que el hombre creía; y su mano fue curada en el acto de extenderla.” ¿Ven la perspectiva profunda en esto? ¿Cuándo obtuvo el poder sobrenatural que curó ese brazo? ¿Cuándo? En el acto de extenderlo. ¿Por qué, mis queridos amigos, no pudo obtener ese poder hasta que hizo una elección y puso en acción un esfuerzo para obedecer el mandato de Cristo? ¿Por qué no pudo obtener el poder hasta que puso en acción un esfuerzo para obedecer el mandato? ¿Por qué? Porque “la fe sin obras está”, ¿qué? “…está muerta”. {St 2:20} Porque una elección sin el esfuerzo de llevar a cabo esa elección es realmente una no-elección. ¿Estamos de acuerdo? …y no fue hasta que hubo un esfuerzo de obedecer que la fe del hombre fue ratificada como genuina, y su elección fue ratificada como genuina, y cuando él manifestó verdadera fe, y la elección de obedecer la Palabra de Dios, ¿qué obtuvo? El poder de hacerlo. ¿Ven cómo funciona eso? ¿Está claro? Vean, mis queridos amigos, es precisamente porque a través de nuestra experiencia de salvación, la Divinidad nunca viola nuestro libre albedrío. Ésa es la razón por la que en cada paso que avancemos debemos estar cooperando activamente por la fe que hace una elección, y una elección que es llevada a la práctica porque es genuina, y porque creemos que Cristo puede darnos el poder para hacer lo que Él nos pide que hagamos. ¿Amén? {Amén} ¿Comprenden eso? Vean, volvemos a nuestros cuatro pasos sobre lo que es la fe. No sólo escucha la Palabra de Dios, sino que también cree que Dios tiene el poder de llevarlo a cabo. Somete la voluntad a Dios para que sea hecho, y luego, en cuarto lugar, y fundamental, ¿qué es lo que hace? ¡Actúa en consecuencia! Toma una decisión y como esa decisión es llevada a la práctica, obtenemos poderes sobrenaturales instantáneamente. Ahora bien ¿hubiera podido ese hombre extender la mano por su cuenta? Absolutamente no; tenía que tener poder divino. Pero tenía que ejercer su voluntad antes de poder conseguir ese poder. Aquí hay otro ejemplo, rápidamente. Lo relata Juan, en el capítulo 5; lo pueden leer allí. Tiene que ver con el paralítico. “Jesús le dijo”, cerca del estanque, ¿qué? “‘Levántate, toma tu lecho, y anda'”. {Juan 5:5-9} ¿Qué hizo el paralítico? ¿Dijo: “Señor, no te imaginas cuánto me gustaría hacer eso. Pero obviamente no te has dado cuenta de que soy un paralítico. Te diré qué; sáname primero, y luego me levantaré y caminaré”? ¿Es así la historia? No. ¿O es como sigue? “Levántate, toma tu lecho, y anda”. “Señor, no quiero ser legalista, y sé que si trato de levantarme, eso es legalismo, entonces, no quiero ser legalista. Pero te diré qué, me abandonaré y dejaré que me levantes”. ¿Es así la historia? Enfáticamente, no. ¿Cómo es la historia? Escuchen esta visión tremenda, poderosa. El Ministerio de Curación, página 84 (del inglés): “Jesús le ordena: ‘Levántate, toma tu lecho, y anda’. Con una nueva esperanza el hombre enfermo mira a Jesús”. Miren una secuencia de eventos aquí. De milisegundos, pero una importante secuencia de eventos. “Con una nueva esperanza el hombre enfermo mira a Jesús. La expresión de Su rostro, el tono de Su voz, son únicos. El amor y el poder parecen emanar de Su mismísima presencia. La fe del tullido se apodera de la palabra de Cristo. Sin lugar a dudas pone su voluntad de obedecer, y al hacerlo, todo su cuerpo responde. Cada nervio y músculo se estremece con nueva vida, y la acción sanadora llega a sus miembros tullidos. Poniéndose de pie, sigue su camino con paso firme, libre, alabando a Dios y regocijándose en su fuerza renovada. Jesús no le había dado al paralítico ninguna garantía de la ayuda divina. El hombre podría haber dicho: ‘Señor, si Tú me sanas, obedeceré Tu palabra'”. Podría haberse detenido a dudar, y entonces haber perdido su única oportunidad de sanación. Pero no”, ¡Escuchen! “…él creyó en la palabra de Cristo, creyó que había sido sanado; inmediatamente hizo el esfuerzo, y Dios le dio el poder; él quiso caminar, y caminó. Poniendo en práctica la palabra de Cristo, él fue sanado”. ¿Escucho un “amén”? {Amén} ¿Siguieron la secuencia? Él mira a Jesús. “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe”. {Heb 12:2} Él escucha la palabra de Jesús. “La fe viene por”, ¿qué? “el oír”. {Rom 10:17} Él cree en esa palabra, ¿y qué es lo que hace? Él toma la decisión de obedecer, y pone en práctica esa decisión; y no es hasta que hace eso, que recibe el poder. ¿Por qué? Porque “la fe sin obras está muerta”. {St 2:20} Una elección sin el esfuerzo para poner en práctica esa elección es una no-elección, y sí, reconozco… no hay manera de que el hombre hubiera podido ponerse en pie con su propio poder. Pero mis queridos amigos, él tenía que tomar la decisión de obedecer. Y y en el instante en que lo hizo, Jesús le dio el poder, y siguió su camino regocijándose y alabando a Dios. ¿Cómo se aplica eso a nosotros? Último párrafo: “El Salvador se inclina sobre la compra de Su sangre, diciendo con inexpresable ternura y piedad: ‘¿Quieres ser sano?'”. ¿Lo escuchan diciéndoles a ustedes eso esta noche, mis queridos amigos? “Él les manda levantarse en salud y paz. No esperen, no esperen para sentir que han sido sanos. Crean en la palabra del Salvador. Pongan su voluntad del lado de Cristo. Voluntad para servirlo, y al actuar sobre Su palabra recibirán la fuerza”. ¿Escucho un “amén”? {Amén} Ése es el secreto, mis queridos amigos, de la fe que alcanza la voluntad y encuentra en Cristo el poder para obedecer. Pongámonos de pie para la plegaria. Padre nuestro que estás en los cielos, Te agradezco tanto por que nos energizarás para producir el querer y el hacer por Tu buena voluntad, si queremos pero Te entregamos nuestra voluntad. Elegimos hacerlo en este mismo momento. Elegimos liberarla de su natural sumisión al pecado, al yo y a Satanás, y sobre la base del precio redentor pagado, sin duda la sangre de Cristo, elegimos someterla al Señorío benigno y benevolente de nuestro Salvador Redentor. Toma posesión de ella; energízala, capacítala, y nosotros la ejerceremos en Tu fuerza en armonía con la Tuya. Gracias por escuchar nuestra plegaria, pues te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén. Dios los bendiga, amigos.

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